Aunque lo pueda parecer por el título, este post no es una crítica a las metodologías didácticas innovadoras (inductivas, activas...), es un toque de atención ante su mal uso y abuso.
Estoy convencido de que cuantos más y mejores recursos didácticos tengamos más y mejores posibilidades hay de que nuestros alumnos aprendan. De hecho, como puedes ver en la ilustración, las metodologías didácticas de las que disponemos son como la ropa que tenemos en nuestros armario.
Si nos vestimos de forma distinta según la época del año, las condiciones meteorológicas, las circunstancias e incluso nuestros gustos personales y criterios de funcionalidad y comodidad... ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestra forma de educar? Por mucho que estuviera de moda, ¿vestirías un jersey de lana de cuello alto a 40 grados centígrados a la sombra o una camiseta sin mangas a 20 grados bajo cero? Pues lo mismo sucede con las metodologías didácticas innovadoras, hay que utilizar en todo momento la que mejor se adapte a las características de un proceso de enseñanza/aprendizaje concreto y a los objetivos que queremos alcanzar.
Permitidme un consejo radical: No utilicéis nunca una metodología didáctica que no dominéis, en la que no tengáis formación suficiente. Para utilizar cualquier metodología es necesario pasar al menos por tres fases: formación/reflexión, aplicación y evaluación. Hay que saber cómo funciona, por qué, para qué, cuándo, dónde y con quién aplicarla.
Si en un momento concreto se quiere transmitir conocimientos a los estudiantes que por su complejidad necesitan de una explicación detallada y personalizada se puede hacer una clase magistral. Si se pretende que los estudiantes desarrollen aprendizajes activos a través de la resolución de problemas se puede aplicar ABP; además, se puede trabajar colaborativamente. Si lo que se busca es que los alumnos ejerciten, ensayen y pongan en práctica sus conocimientos previos se puede plantear la sesión con resolución de problemas...
Estos días hay demasiados fashion victims en nuestras aulas, docentes que aplican de manera poco reflexiva las metodologías de moda, por el simple hecho de estar de moda. Estas metodologías hay que conocerlas, reflexionar sobre ellas, aplicarlas y evaluarlas... no convirtamos en un inconveniente lo que es, sin duda, una ventaja.
Estoy convencido de que cuantos más y mejores recursos didácticos tengamos más y mejores posibilidades hay de que nuestros alumnos aprendan. De hecho, como puedes ver en la ilustración, las metodologías didácticas de las que disponemos son como la ropa que tenemos en nuestros armario.
Si nos vestimos de forma distinta según la época del año, las condiciones meteorológicas, las circunstancias e incluso nuestros gustos personales y criterios de funcionalidad y comodidad... ¿por qué no hacemos lo mismo con nuestra forma de educar? Por mucho que estuviera de moda, ¿vestirías un jersey de lana de cuello alto a 40 grados centígrados a la sombra o una camiseta sin mangas a 20 grados bajo cero? Pues lo mismo sucede con las metodologías didácticas innovadoras, hay que utilizar en todo momento la que mejor se adapte a las características de un proceso de enseñanza/aprendizaje concreto y a los objetivos que queremos alcanzar.
Permitidme un consejo radical: No utilicéis nunca una metodología didáctica que no dominéis, en la que no tengáis formación suficiente. Para utilizar cualquier metodología es necesario pasar al menos por tres fases: formación/reflexión, aplicación y evaluación. Hay que saber cómo funciona, por qué, para qué, cuándo, dónde y con quién aplicarla.
Si en un momento concreto se quiere transmitir conocimientos a los estudiantes que por su complejidad necesitan de una explicación detallada y personalizada se puede hacer una clase magistral. Si se pretende que los estudiantes desarrollen aprendizajes activos a través de la resolución de problemas se puede aplicar ABP; además, se puede trabajar colaborativamente. Si lo que se busca es que los alumnos ejerciten, ensayen y pongan en práctica sus conocimientos previos se puede plantear la sesión con resolución de problemas...
Estos días hay demasiados fashion victims en nuestras aulas, docentes que aplican de manera poco reflexiva las metodologías de moda, por el simple hecho de estar de moda. Estas metodologías hay que conocerlas, reflexionar sobre ellas, aplicarlas y evaluarlas... no convirtamos en un inconveniente lo que es, sin duda, una ventaja.