"Cuando nos sentimos más motivados y vinculados, el 'estrés bueno' nos sitúa en la zona óptima, donde funcionamos con plenitud de condiciones. Si los problemas resultan excesivos y nos desbordan, entramos en la zona del agotamiento, donde los niveles de hormonas del estrés son demasiado elevados y entorpecen el rendimiento." Daniel Goleman: El cerebro y la inteligencia emocional: nuevos descubrimientos
La persona que veis de espalda en la fotografía soy yo mientras contemplo una hermosa puesta de sol en la Costa Brava. Aunque no lo parezca, en ese momento estaba preparando este y los próximos post del blog y reflexionando sobre los más diversos temas educativos.
Resulta que la mayoría de las veces, las ideas más brillantes llegan cuando, tras un intenso periodo de trabajo y preparación, desconectas y te dedicas a otra cosa: descansar, hacer deporte, pasear... Y es que como dice Pilar Montero en ¡Está ardiendo una papelera!: "Si por nosotros fuera seguiríamos siendo alumnos y estudiantes toda la vida; de todo lo que leemos, vemos, oímos o conocemos, sacamos provecho para nuestras clases y alumnos."
En ese momento de calma y contemplación, se me ocurrió que ahora que está a punto de empezar el curso escolar, ¿empieza de nuevo el estrés?
@bitiji expresaba, en el tuit que reproduzco a continuación, lo estresante que es ir a la escuela para muchos alumnos:
El problema es que aunque la neurociencia (y también la experiencia diaria) nos demuestra que nuestra capacidad de aprender es muy vulnerable al estrés, porque el hipocampo tiene una enorme cantidad de receptores de cortisol, no empeñamos en ocupar todas las horas del día de nuestros hijos y alumnos con tarea escolares y extraescolares, insistimos en que aprendan unos mínimos curriculares que de "mínimo" no tienen nada, en que sepan varios idiomas, en que sean grandes deportistas...
Además de por una exigencia excesiva, los niveles de estrés de los alumnos se ven aumentados por la falta de planificación y por la presión (externa e interna) por obtener buenos resultados.
Ahora que está a punto de empezar el curso, aún a falta de conocer cómo serán tus alumnos individualmente y como grupo (lo que es básico para preparar adecuadamente el curso), es el momento de plantear cómo se pueden reducir los niveles de estrés. Lo primero que hay que tener presente es que tan negativo es el exceso de estrés como la ausencia absoluta de una cierta tensión de aprendizaje. Para ello:
- Reta, provoca, desafía a tus alumnos con actividades que les motiven, que sean relevantes para ellos.
- Provócales para que descubran, experimenten, construyan, manipulen...
- Determina momentos de desconexión donde los contenidos que trabajan puedan asentarse en su memoria.
- Identifica cuáles son los contenidos clave que deban aprender significativamente, no pretendas que los sepan todo porque puede que entonces no aprendan nada.
- Enséñales a ser creativos, meticulosos, perseverantes, curiosos y a trabajar colaborativamente.
En definitiva, haz que disfruten de su aprendizaje y que su paso por la escuela sea gozoso y les sirva para afrontar de forma adecuada la incertidumbre de lo que está por venir.
La persona que veis de espalda en la fotografía soy yo mientras contemplo una hermosa puesta de sol en la Costa Brava. Aunque no lo parezca, en ese momento estaba preparando este y los próximos post del blog y reflexionando sobre los más diversos temas educativos.
Resulta que la mayoría de las veces, las ideas más brillantes llegan cuando, tras un intenso periodo de trabajo y preparación, desconectas y te dedicas a otra cosa: descansar, hacer deporte, pasear... Y es que como dice Pilar Montero en ¡Está ardiendo una papelera!: "Si por nosotros fuera seguiríamos siendo alumnos y estudiantes toda la vida; de todo lo que leemos, vemos, oímos o conocemos, sacamos provecho para nuestras clases y alumnos."
En ese momento de calma y contemplación, se me ocurrió que ahora que está a punto de empezar el curso escolar, ¿empieza de nuevo el estrés?
@bitiji expresaba, en el tuit que reproduzco a continuación, lo estresante que es ir a la escuela para muchos alumnos:
El problema es que aunque la neurociencia (y también la experiencia diaria) nos demuestra que nuestra capacidad de aprender es muy vulnerable al estrés, porque el hipocampo tiene una enorme cantidad de receptores de cortisol, no empeñamos en ocupar todas las horas del día de nuestros hijos y alumnos con tarea escolares y extraescolares, insistimos en que aprendan unos mínimos curriculares que de "mínimo" no tienen nada, en que sepan varios idiomas, en que sean grandes deportistas...
Además de por una exigencia excesiva, los niveles de estrés de los alumnos se ven aumentados por la falta de planificación y por la presión (externa e interna) por obtener buenos resultados.
Ahora que está a punto de empezar el curso, aún a falta de conocer cómo serán tus alumnos individualmente y como grupo (lo que es básico para preparar adecuadamente el curso), es el momento de plantear cómo se pueden reducir los niveles de estrés. Lo primero que hay que tener presente es que tan negativo es el exceso de estrés como la ausencia absoluta de una cierta tensión de aprendizaje. Para ello:
- Reta, provoca, desafía a tus alumnos con actividades que les motiven, que sean relevantes para ellos.
- Provócales para que descubran, experimenten, construyan, manipulen...
- Determina momentos de desconexión donde los contenidos que trabajan puedan asentarse en su memoria.
- Identifica cuáles son los contenidos clave que deban aprender significativamente, no pretendas que los sepan todo porque puede que entonces no aprendan nada.
- Enséñales a ser creativos, meticulosos, perseverantes, curiosos y a trabajar colaborativamente.
En definitiva, haz que disfruten de su aprendizaje y que su paso por la escuela sea gozoso y les sirva para afrontar de forma adecuada la incertidumbre de lo que está por venir.