No hay que ir a la escuela: ¡Hay que vivirla!

domingo, 17 de julio de 2016
Estoy convencido de que en educación es imposible alcanzar la perfección y de que hay más de una manera adecuada de enseñar y de aprender. Esto es así porque las personas y la sociedad cambian permanentemente y de formas muy diversas. A pesar de ello, también estoy totalmente seguro de que vivir cada día con el objetivo de alcanzar esa perfección, es la mejor alternativa que tenemos para educar a nuestros alumnos y desarrollar nuestra tarea de educadores.

En la actualidad no tiene sentido restringir la escuela a la mera transmisión de conocimientos propios de las distintas materias. Sé que no todo el mundo comparte esta afirmación, pero lo cierto es que la escuela debe abrirse a trabajar valores, emociones, habilidades no cognitivas..., es decir, debe dotar a los alumnos de todas las herramientas (contenidos, valores, emociones, habilidades no cognitivas...) necesarias para que puedan manejarse en la complejidad del mundo moderno y afrontar los retos que les deparará el futuro. Si ni lo hace quedará obsoleta en breve.

Es una realidad evidente que la tecnología ha posibilitado y acelerado el acceso y el tratamiento de la información de un modo impensable hace tan solo unos años. Esto ha posibilitado la aparición de recursos tipo Khan Academy que cumplen de manera eficaz la función de transmisión de conocimiento. ¿Significa esto que los contenidos no son importantes en nuestras escuelas? En absoluto. La clave de educación del siglo XXI está en encontrar el equilibrio entre 3 elementos: contenidos, pedagogía y tecnología.

- Contenidos. La transmisión de conocimientos de las distintas áreas curriculares es una parte fundamental del trabajo escolar, pero no la única ni la más importante. El problema viene cuando se pretenden enseñar demasiadas cosas y de manera no significativa. Los contenidos clave deben aprenderse de manera relevante e integrada de modo que el alumno entienda qué puede hacer con ese conocimiento y sea capaz de aplicarlo para afrontar los desafíos a los que deberá enfrentarse.

- Pedagogía. Tan importante como lo que se enseña es la manera como se hace. El dominio de la materia que imparte un docente es condición necesario, pero no suficiente. Debe complementarse con conocimientos y recursos didácticos. Saber motivar a los alumnos es básico para que estos aprendan de una manera activa y participativa.

- Tecnología. Introducir la tecnología en las aulas es necesario porque esta forma parte de la vida cotidiana de alumnos y profesores. Pero no se trata de utilizar gadgets por esnobismo, sino para aprovechar todo su potencial didáctico: facilitan la personalización del aprendizaje, la autonomía, la iniciativa, el trabajo colaborativo... y abren una puerta al mundo.

Para que la educación que ofrecemos en nuestros centros dé una respuesta eficaz a las necesidades del siglo XXI, los niños y las niñas no deben ir a la escuela, sino que deben vivirla: deben aprender, deben emocionarse, deben participar, deben colaborar... más allá de aprobar pruebas y exámenes.

Consejos para educar más allá de seguir instrucciones

domingo, 10 de julio de 2016
"Los problemas del mundo actual son, simplemente, demasiado complejos para resolverlos utilizando las herramientas de una única disciplina académica." Tony Wagner

Tengo la certeza de que educamos a nuestros niños y jóvenes a seguir instrucciones: les ofrecemos una educación tipo IKEA. ¡Como si la vida pudiera vivirse siguiendo un manual de instrucciones! Para colmo, tenemos la tendencia a simplificar al máximo ese "manual de vida".

El problema es que no siempre tenemos todas las piezas, ni encajan unas con otras de forma fácil y efectiva. Además, la mayoría de las veces cuando crees que ya has acabado el montaje, te das cuenta de que te han sobrado algunas piezas...

Lo cierto es que no existe ningún tipo de manual de instrucciones para educar. No hay recetas infalibles que conduzcan al éxito, ni siquiera existe una única forma de hacerlo. Por ello, más que enseñar a nuestros hijos y alumnos a seguir instrucciones deberíamos enseñarles a tener la capacidad de crear y de adaptarse a diferentes situaciones y contextos.

Para ello es necesario tener en cuenta unas directrices que pueden ayudarnos a educar de una manera más adecuada para afrontar los retos del mundo actual:

- Autonomía. Es importante que los niños puedan equivocarse, que les permitamos buscar su camino para alcanzar un objetivo. No les hacemos ningún favor cuando les solucionamos sus problemas o les hacemos sus tareas. Hay que dejar que lo intenten, que se equivoquen, que lo vuelvan a intentar, que se responsabilicen de sus acciones.

- Espíritu crítico. No aceptar nada como indiscutible, como verdad absoluta es el mejor camino para ser creativo y emprendedor. Deben aprender a solucionar problemas y a cuestionar situaciones.

- Autoestima. Para ir más allá de la obediencia ciega y del camino marcado en los "manuales de instrucciones" es necesario tener una alta autoestima, que se sepan capaces de conseguir sus objetivos. Mantener altas sus expectativas y pedirles un alto nivel de exigencia son fundamentales para una educación que permita adaptarse a los cambios.

- Colaboración. Que sean capaces de trabajar de manera colaborativa es una necesidad en el mundo actual debido a la complejidad de los retos a los que deberán enfrentarse.

- Comunicación. En un mundo infoxicado es necesario que sean capaces de discernir entre la información relevante y la que no lo es. También es indispensable que sepan expresar sus ideas y opiniones de manera eficaz.

Para conseguir todo eso es importante que lean, que jueguen, que visiten museos, que escuche música, que vivan nuevas experiencias, que debatan, que cuestionen, que consulten fuentes diversas, que sean meticulosos y perseverantes... porque, como dijo John Ruskin, "Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía".
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¿Por qué se olvida en vacaciones lo aprendido durante el curso?

lunes, 4 de julio de 2016
"El colmo de la estupidez es aprender lo que luego hay que olvidar." Erasmo de Rotterdam

Ha acabado el curso escolar en España, es tiempo de disfrutar de unas merecidas vacaciones. Docentes y alumnos necesitan descansar y tener nuevas y enriquecedoras experiencias de aprendizaje lejos de las aulas.

Durante el periodo vacacional se produce un hecho curioso que demuestra las graves deficiencias de nuestro sistema educativo: es la época en la que se olvida todo aquello que no se ha aprendido de manera relevante y significativa durante el curso. Durante las vacaciones, aquello que llamamos aprendizaje fingido desaparece del mismo modo que llegó: de forma rápida y sin dejar rastro.

Esto sucede tan a menudo que hay una frase típica entre los docentes de muchos centros educativos al empezar el curso: "No se acuerdan de nada". Seguramente, este es el motivo por el que muchos profesores y profesoras encargan a sus alumnos tareas académicas para realizar durante el periodo vacacional, restándoles tiempo para vivir nuevas y enriquecedoras experiencias de vida. ¡Como si lo que no se ha aprendido de manera adecuada durante el curso se pudiera aprender durante el verano!

El problema es tan evidente que incluso la mayoría de libros de texto de educación Primaria empiezan con un tema 0 de repaso de los principales contenidos trabajados en el curso anterior. ¡Como si el aprendizaje permaneciera oculto en algún lugar del cerebro y aflorara al realizar unas pocas actividades mecánicas y repetitivas!

Lo que no se olvida nunca, ni durante las vacaciones ni durante el resto de la vida, son aquellos aprendizajes que pasan a formar parte del ser de los alumnos, aquellos que les emocionan y les son útiles para seguir aprendiendo siempre... aquellos que realmente les preparan para la vida.

Mi apreciado y admirado amigo Manu Velasco en su blog (El Blog de Manu Velasco) ofrecía una lista con los placeres (que no deberes) de verano para alumnos y profes: ver una puesta de sol, leer para soñar, caminar por la orilla de la playa con los pies descalzos... ¡ser feliz! Hacer todo esto durante el verano solo es posible cuando se entiende que la escuela sirve para mucho más que calificar a los alumnos, sirve para prepararles para la vida, para que sean capaces de desarrollar su talento, para que puedan adaptarse a los retos continuos que les planteará la vida.

Se aprende siempre, no solo en la escuela durante el curso académico, se aprende de y con los profesores, de y con los padres, de y con los amigos... lo importante es que lo que se aprende tenga sentido y relevancia para vivir mejor. ¡No dejéis de aprender durante las vacaciones, no dejéis de aprender nunca!
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