"Internet aporta ahora una gigantesca mezcla cultural de saberes, rumores y creencias de todo tipo, una especie de escuela salvaje que prescinde de la escuela oficial y en la que se están informando y formando las nuevas generaciones." Edgar Morin
Manuel Castells, una de las personas que mejor conoce las características de la era de la información, afirma que "Como sucede con cualquier cambio tecnológico transcendental, los individuos, las empresas y las instituciones que lo experimentan se sienten abrumados por él, debido a que desconocen cuáles serán sus efectos."
Godzilla. Foto by Tom Simpson https://www.flickr.com/photos/randar/17622123675 |
Internet ha entrado en el mundo de la educación como una especie de Godzilla, que amenaza con arrasarlo todo. Para algunos, Internet (y todo lo que conlleva) se concibe como una especie de monstruo mutante que amenaza con acabar con todo lo establecido y que les pone en grave peligro.
Ante el miedo que les provoca, muchos son los que pretenden seguir enseñando como siempre, como si nada hubiera cambiado. Pero estas son personas que viven en un mundo que no comprenden. No podemos seguir educando a nuestros niños y jóvenes como lo hacíamos 50 años atrás. El mundo ha cambiado, por tanto, la educación también debe cambiar.
Ante el miedo que les provoca, muchos son los que pretenden seguir enseñando como siempre, como si nada hubiera cambiado. Pero estas son personas que viven en un mundo que no comprenden. No podemos seguir educando a nuestros niños y jóvenes como lo hacíamos 50 años atrás. El mundo ha cambiado, por tanto, la educación también debe cambiar.
Durante mucho tiempo hemos llamado educación informal a todo aquello que enseña contenidos, valores, hábitos y destrezas fuera de las instituciones creadas para ello. Actualmente creo que deberíamos empezar a denominarla educación salvaje, ya que la información es tanta y se puede acceder a ella con tanta facilidad que es casi imposible dominarla ni controlarla, lo que puede provocar una sensación de estar sumidos en el caos.
Una de las características más significativas de Internet es que es libre e incontrolable. La red se puede vigilar pero no se puede controlar. Por eso, la incorporación de Internet en la escuela convierte al docente en una especie de jardinero, que debe procurar a sus alumnos las mejores condiciones para que estos se desarrollen, procurando en todo momento regar los conocimientos que deben adquirir y dotándolos de las herramientas necesarias para discernir entre las informaciones válidas y aquellas que no lo son. Así cada alumno y cada alumna llegará a ser un hermoso y único jardín.
Aunque con la aparición de la radio y de la televisión pareció que se iba a producir un cambio radical, se puede afirmar que nunca antes la educación formal, la institución escolar en concreto, ha tenido que enfrentarse con algo que tuviera un impacto tan grande en sus fundamentos y en su estructura. Luchar contra todo lo que conlleva la aparición de Internet es inútil, supone un gasto de energía baldío. Hay que aceptar el nuevo escenario y asimilarlo como algo habitual en nuestras vidas para sacar provecho de lo que nos aporta y aprovechar sus ventajas.
Internet ya está presente en casi todas las cosas (automóviles, televisores, teléfonos, neveras...) y forma parte de la vida cotidiana de los niños y jóvenes a través de redes sociales, chats, juegos... Por ello, nuestros alumnos asisten atónitos a que una parte tan importante de su identidad como personas quede fuera de la institución escolar y no entienden a una institución a la que perciben como anacrónica y, tristemente, en ocasiones inútil. Como consecuencia de esto, quedan a merced de esa "escuela salvaje" que les aporta una inmensa cantidad de información no siempre válida ni adecuada sin disponer de las herramientas que les permitan validar o refutar la información que reciben. Y eso es algo que como educadores no podemos permitir que suceda.
Internet ya está presente en casi todas las cosas (automóviles, televisores, teléfonos, neveras...) y forma parte de la vida cotidiana de los niños y jóvenes a través de redes sociales, chats, juegos... Por ello, nuestros alumnos asisten atónitos a que una parte tan importante de su identidad como personas quede fuera de la institución escolar y no entienden a una institución a la que perciben como anacrónica y, tristemente, en ocasiones inútil. Como consecuencia de esto, quedan a merced de esa "escuela salvaje" que les aporta una inmensa cantidad de información no siempre válida ni adecuada sin disponer de las herramientas que les permitan validar o refutar la información que reciben. Y eso es algo que como educadores no podemos permitir que suceda.