A pesar de que sabemos que, en la escuela actual, los alumnos solo consiguen asimilar una pequeñísima parte de todo lo que se enseña, muchos se empeñan en no cambiar nada, en seguir haciendo siempre lo mismo. Los intereses de los alumnos y los intereses de la escuela están tan alejados que ir al colegio se percibe como una obligación y un aburrimiento en lugar de vivirse como un privilegio, como una oportunidad para tener una vida más plena y feliz.
Es curioso que aceptemos con toda la naturalidad del mundo que las mochilas de los niños que empiezan la escuela estén cargadas de sueños, de ilusión, de creatividad, de curiosidad, de una sed insaciable por aprender... pero que, con el paso del tiempo, esas mochilas acaban siendo muy pesadas y están solo cargadas de libros y cuadernos; lo cual no es una cosa mala si los libros y los cuadernos se utilizaran para aprender y no exclusivamente para aprobar exámenes.
Deberíamos empezar cada jornada escolar con la actitud y el convencimiento de que "hoy es un día perfecto para aprender". Pero ese aprendizaje debe servir para dominar las matemáticas, la física. la literatura, el arte... pero no para repetir conceptos de forma mecánica sino para comprenderlos y ser capaces de aplicarlos.
Cuando un alumno adquiere un nuevo conocimiento debería ser siempre capaz de dar respuesta a esta pregunta: "¿Y qué?" Es decir, cómo y para qué puedo utilizar eso que he aprendido, cómo puede hacerme más feliz, más autónomo, mejor persona...
Hace unos días Joselu, autor del blog Profesor en la Secundaria, escribía un comentario a uno de mis post en el que decía: "Se puede aprender con mucho corazón pero a la hora de la verdad hay que memorizar, retener, asimilar, hacer esquemas, mapas conceptuales, estudiar ... La información es ubicua, es cierto, pero un profesor bueno ayuda a seleccionar, a establecer criterios, delimitar conceptos, a formar mentes predispuestas al conocimiento en este caso científico".
Aprender siempre requiere de un cierto esfuerzo y es necesario memorizar, retener... pero esto solo tiene sentido si es significativo para el alumno, si lo hace para algo más que para sacar buena nota (aunque si lo hace, mejor), si lo hace para que le sirva para hacerle más feliz (sea en el sentido que sea).
Soy profesor de secundaria. En mi práctica educativa pretendo una síntesis entre lo necesario para el sistema y lo significativo. No puedo abstraerme del sistema. He de enseñarles sintaxis, aunque yo la relativice, porque cuando yo me vaya (pronto) se la van a pedir y llegarán a bachillerato (algunos) y les será necesaria. Procuro, no obstante, introducir temas y concepto que sean relevantes para mí y aspiro a que lo sean para ellos. No sé si me planteo su felicidad. ¿La felicidad es un objetivo plausible? ¿Se puede perseguir la felicidad? Yo veo que muchos de mis alumnos son felices en su adolescencia y que procuran todo lo posible por mantener esa felicidad con sus bromas, con su humor, con sus juegos. ¿Un profesor puede plantearse como objetivo hacer a sus alumnos felices? No sé, nunca me lo he planteado. Llevo treinta y cinco años en educación y creo que no he tenido nunca ese propósito. Que se lo pasarán bien sí, que disfrutaran aprendiendo, sí, y que, a la vez, les resultara significativo e interesante. Pero ¿quién y cómo se elige lo significativo? ¿Cómo pueden ellos saber qué es significativo si conocen tan poco acerca del mundo? Por ejemplo, me propongo una inmersión en Kafka a lo largo de varios vídeos para desembocar en la lectura a sus quince años de La metarmorfosis sobre la que reflexionaremos desde ángulos distintos. No es una lectura juvenil. Es pura literatura. ¿Es esto significativo para ellos? No lo sé, pero pudiera serlo. Les introduce en la literatura compleja, de no sencilla moralización. Voy a procurar que sea significativo, pero probablemente para algunos lo será (no sé cuántos) y para otros no lo será. Pero soy yo quien elijo un camino, un enfoque, un libro o varios libros. Puede ser que sea una experiencia para ellos olvidable o profundamente relevante. No lo puedo saber a priori. ¿Les hará feliz penetrar en la complejidad de la conciencia humana? No me planteo si les va a hace felices. Si quisiera que fueran felices no les haría leer a Kafka que ilumina facetas muy complejas de los seres humanos como la responsabilidad, la asimilación, la culpa, la impotencia y cuyo significado es tan oscuro que nadie ha llegado a dar una intepretación definitiva sobre su sentido. Puede que les pudiera poner una novelita sencilla (también se las pongo), adaptada a los supuestos de su edad para no complicarles la vida. ¿Por que complicársela? ¿Por qué exponerles a lo difícil literaria y humanamente? Para mí, como resumen de mi carrera como profesor a la que le queda poco tiempo, he pretendido ser un profesor interesante más que un profesor que los hiciera felices. Eso allá cada cual. Pero en conjunto creo que mis alumnos han disfrutado bastante aprendiendo, pero eso es una apreciación tal vez complaciente por mi parte.
ResponderEliminarAl leerte, me sentí muy identificada... Vos con Kafka, yo con Álgebra. Más la etapa de la adolescencia, donde se perdió el interés por todo, y todo se cuestiona con "¿y ésto? ¿Para qué sirve?"
EliminarSaludos!
He leído atentamente tu post y lo escrito por Joselu. Y realmente me parece muy valorable tratar de que nuestros alumnos sean felices aprendiendo. pero la realidad del colegio secundario es muy diferente. Aquí en Argentina, esta etapa de escolaridad es obligatoria, por lo tanto, hay que luchar contra el desgano propio de la adolescencia y de aquello que "te obligan" a hacer. Si bien mi carrera docente tiene la mitad de los años de Joselu, mi percepción es bastante parecida. Sumandole a ésto que yo enseño matemática, y no debe haber materia más resistida en la tierra que ésta.
ResponderEliminarEntonces, ¿buscar la felicidad en el Álgebra, donde encima no hay números -cosa rara- y todo es tan abstracto? Yo prefiero que ellos encuentren el gusto por el desafío, que se sientan bien de lograr un razonamiento coherente y de obtener los resultados satisfactorios. Que se les ilumine la cara cuando me dicen "me salió!!". Y que no se frustren cuando les digo que tienen que volver a intentarlo.
Obviamente mi intención no es que salgan todos matemáticos, pero sí inculcarles que las cosas se obtienen con esfuerzo, con dedicación, con responsabilidad. Formar seres pensantes, que no sean blanco fácil de mentes perversas. Y si encuentran la felicidad por este camino, bienvenido sea.
Un gran articulo, saludos
ResponderEliminarDe acuerdo en la mayoría de los puntos........
ResponderEliminarEs la primera vez que entro a su blog, el cual me ha parecido muy interesante y abarcativo, lo felicito por su tan bien estructurado y organizado espacio. continuaré leyéndolo, ya que ha aportado a mi profesión, reflexiones muy significativas.
ResponderEliminarEnhorabuena!!!!
EFECTIVAMENTE ES MUCHO MAS ATRACTIVO E INTERESANTE PARA LOS ALUMNOS SI EL APRENDIZAJE ES SIGNIFICATIVO Y ESTE LO ADQUIEREN DE MANERA LÚDICA.
ResponderEliminarRealmente es muy importante que para aprender se tenga la disposición y el gusto por hacerlo, por eso como docentes debemos de hacer nuestras clases atractivas, con contenidos interesantes para los niños.
ResponderEliminarInteresante artículo.
ResponderEliminarHola, recién me entero de este blog. Concuerdo en lo lamentable de la gradual pérdida del gusto por asistir a la escuela de la mayoría de los alumnos, sin embargo conozco también a muchos docentes que desempeñan sus labores de enseñanza con pasión por lo que hacen, ellos son los que impiden que el sistema educativo se hunda.
ResponderEliminarSon los que continúan agregando a las mochilas de sus alumnos ilusiones, sueños, sonrisas, gusto por aprender y jugar.
Educar para la vida debe ser la prioridad de los docentes de este paí y del mundo. Formar en valores es educar para la felicidad y éxito...
ResponderEliminarConsidero muy importante cambiar las formas de enseñar, y no continuar con una enseñanza tradicionalista ya que esto aburre y frustra a los niños, también por esto mismo vemos muchos problemas de conducta dentro de las aulas.
ResponderEliminarSoy maestra de educación especial y me parece que la escuela como institución, esta muy alejada de los intereses del alumnado. En general, predomina el propósito de incrementar conocimientos memorísticos por encima de las competencias indispensables para enfrentarse a la vida. Las consecuencias son graves: deserción, reprobación, desinterés hacia lo académico, etc. Lo anterior indica, que las instituciones educativas no están cubriendo las necesidades individuales y sociales de la población atendida.
ResponderEliminarHola, yosoy maestra de este nivel propiamente secundaria, no tengo mucho tiempo en este sistema pero si experiencia a nivel superior licenciatura, y la diferencia no es mucha existe mucho desgano, falta de interés y eso es tan reflejante de sus hogares, es decir; algunos padres tienen tan poco interés en apoytarles en sus tareas,y lo más relevante, en ocasiones existen padres dado sus escasos recursos económicos y falta de preparación esa sinergia existente pero tan cruel, que es de alguna forma contaminante para los chicos, la falta de interés, dado que ellos en algunos casos no tuvieron la oportunidad de haber hecho la secundaria, algunos padres son participativos y otros no, también es cuestión de cultura y sobre todo, que los hijos sean lo que ellos no tuvieron la oportunidad de ser alguien en lavida, en fin, quizá mi comentario se subraye mas en lo subjetivo, pero existe una crisis existencial en nuestras familias muy grave, hay muchos temas más que sería innumerable, pues esto lleva a otro, sencillamente incentivarlos, crearles motivación en la lectura (irónicamente tanta tecnología los ha hecho más perezosos y faltos de ganas), sus mentes no piensan solo son como una especie de robots, su vocabulario está impregnado de un bajo léxico lleno de impropiedades, decían los abuelos la educación se mama en casa" disculpamdo la expresión pero es una realidad. Gracias.
ResponderEliminarLAS ENSEÑANZAS DEBERÍAN SER MÁS INTERESANTES PARA LOS ALUMNOS;HACER LOS TEMAS MÁS ATRACTIVOS Y NO TAN ABURRIDOS, BUSCAR LOS MAESTROS ESTRATEGIAS DE ENSEÑANZA PARA QUE LOS ALUMNOS ADQUIERAN APRENDIZAJES SIGNIFICATIVOS Y VAYAN CON GUSTO A LA ESCUELA.
ResponderEliminarMuy Buen Articulo el cual podemos darnos cuenta que el aprendizaje debe ser llamativo, motivante, donde el maestro debe tener un aprendizaje amplio de las tics,para hacer que sus alumnos siempre presenten un alto interés en sus clases y adquieran el conocimiento de una forma espontanea. y no pierdan el entusiasmo por saber mas.
ResponderEliminarDe gran interés este blog, el cual a uno como docente le puede servir para conocer un poco más acerca de como generar un buen aprendizaje a los estudiantes.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. El gusto por aprender se ha perdido. Imagino que esa pregunta APRENDER QUÉ Y PARA QUÉ debe estar en el subconsciente colectivo de los niños y niñas ya que no ven interés en una institución que se les obliga a estar sentados y a contestar por escrito cualquier cosa. Me duele. Me duele que en una era de tantos avances tecnológicos aún tengamos que reivindicar una escuela digna para el ser humano. Qé triste, ¿no? Quisiera, con tu permiso, Salvador, añadir un pequeño texto que me impresionó hace la friolera de 25 o 26 años de Guy Tirolien que dice así: "Señor, no quiero ir más a su escuela… prefiero escuchar lo que dice en la noche la voz cascada de un viejo que cuenta, mientras fuma, las historias de Zamba y del compadre Conejo y muchas otras cosas más… Y además, verdaderamente es muy triste su escuela, triste como… esos señores bien educados que ya no saben contar cuentos en las veladas" Gracias por tus reflexiones, Salvador.
ResponderEliminarUno de los mejores profesores que tuve en mi vida, que fueron muchos, solía decir que el aspecto clave para ser un buen docente es encontrar la tecla de la motivación en el mayor número de alumnos del grupo.
ResponderEliminarTarea ingente, supongo, pero acertado planteamiento, creo.
Buen artículo. Saludos.
Agradezco mucho sus artículos, me ayudan a pensar y reflexionar de manera profunda sobre mi trabajo en el aula.
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