¿Por qué cambiar la escuela?

lunes, 12 de octubre de 2015
Uno de los principales males de la escuela es su carácter ajeno a la vida de los alumnos.” Francesco Tonucci

Photo credit: DVIDSHUB / Foter / CC BY
El otro día, mientras estaba tuiteando desde mi smartphone, me dio por pensar que, curiosamente, a ese artilugio que estaba utilizando lo seguimos llamando “teléfono” (con algún adjetivo: móvil, inteligente...). Y eso que la función de telefonear ha pasado a ser casi residual. Lo utilizamos como reloj, como despertador, como reproductor multimedia, como cámara de fotos, como agenda, como calculadora, como consola de videojuegos, como mensajería instantánea... y, muy de vez en cuando, lo usamos para telefonear.

¡Cómo me gustaría que pasara algo parecido con la escuela! Ojalá la siguiéramos llamando escuela (con algún adjetivo: inclusiva, integradora...) pero sirviera para muchas más cosas que para estar sentado en un pupitre, escuchar a un profesor y aprobar exámenes.

Casi sin darnos cuenta, la escuela se ha convertido en una especie de fábrica para preparar exámenes, un lugar donde formar a los alumnos para que obtengan la mejor calificación posible sin importar demasiado si realmente aprenden o no. Y eso es una perversión muy retorcida de la función de esta institución, que es un lugar privilegiado para alcanzar un aprendizaje significativo y real.

La escuela debería ser un lugar donde los niños puedan vivir experiencias ricas, interesantes y emocionantes que les sirvan para ser mejores personas, para desarrollar al máximo sus talentos (sean cuales sean) y para poder participar de forma activa, responsable y crítica en la sociedad. En la escuela, además de competencias clave, conceptos y contenidos de matemáticas, ciencias, lengua, literatura, música... se deberían trabajar también habilidades no cognitivas como la perseverancia, la curiosidad, la meticulosidad, el optimismo y el autocontrol (Paul Tough). Así educaríamos a personas capaces de no tener miedo al fracaso, de no sentir vergüenza a equivocarse, de tolerar la frustración y dominar sus emociones, y de luchar sin descanso por conseguir sus metas.

Ir a la escuela debería ser un privilegio, no una obligación. Debería ser un lugar común para todos y no un lugar del que muchos (demasiados) quedan marginados. Los niños y jóvenes que no se adaptan al rígido sistema educativo actual quedan en fuera de la sociedad. ¿Es esto lo que esperamos de la escuela? ¿Cuál es la función de la educación escolar? Preparar a todos y todas para la vida, sin excluir a nadie: a los que no estudiarán más allá de la enseñanza obligatoria, a los que seguirán enseñanzas técnico-profesionales y a los que llegarán a la universidad; a los que tengan grandes dotes para el baile, para la música, para la poesía: ¡A todos sin excepción!

Es una triste realidad que, bajo la tiranía de PISA y las pruebas de evaluación externa, la educación se está estandarizando, cuando no hay nada más contrario a su naturaleza. Si todos somos únicos, distintos en talentos, en carácter, en actitud, en motivación, en intereses... ¿cómo podemos pretender educar a todos bajo los mismos parámetros estandarizados?

De hecho, la educación estandarizada viene a ser como la pesca con red, tiene alguna ventaja pero muchos inconvenientes. Con la red consigues una gran cantidad de peces, pero sin discriminar de qué especie ni de qué tamaño ni su nivel de desarrollo, y causas mucho daño al ecosistema marino al arrasar los fondos marinos y llevarse otras especies que no son objeto de pesca, como las tortugas. Educar así es como matar moscas a cañonazos: ¡Son tantas las consecuencias negativas para tantos!

La educación personalizada, en cambio, es como pescar con caña, tiene algún inconveniente pero muchas ventajas. Puedes elegir el tipo de caña adecuada para tipo de pez, utilizar el cebo adecuado para cada especie, devolver al mar a los peces pequeños para que sigan desarrollándose, conseguir no dañar el ecosistema. Educar así es dar a cada uno lo que le corresponde: ¡Son tantas las ventajas!

Tenemos que cambiar la escuela, para cambiar la educación, que cambiará a las personas que cambiarán el mundo.

10 comentarios:

  1. Soy muy escéptico sobre que la enseñanza sea capaz de cambiar el mundo. Es una idea esperanzadora pero más bien muy idealista. Los mayores avances en didáctica innovadora del mundo provienen de Estados Unidos, a lo que sé yo y nada hay que haga sospechar que esos cambios sorprendentes e innovadores vayan a cambiar el mundo en lo sustancial. Finlandia mismo es una sociedad muy reducida y homogénea, sin grandes contrastes ni inmigración significativa. Los países del tercer mundo y Estados Unidos por su diversidad social pueden serrvirnos de experiencia en los cambios necesarios con que estoy de acuerdo en líneas generales. Sin embargo, en tu lista de propósitos y objetivos no aparece el aumento de nivel ni el rigor intelectual en las clases. Creo que debemos cambiar todo. La clase en que el profesor explica y los alumnos aprenden es poco motivadora y abocada al fracaso. La clase debe ser emocionante y significativa. El profesor debe ser un dinamizador y cooperador. Y conocer el sustrato humano de sus alumnos para animarlos y estimularlos. Puede y debe hacerse. No hay sistema educativo que impida a los profesores innovar. Es el conformismo medio el que impera entre el profesorado.

    Dicho esto, no percibo en la escuela la capacidad de transformar el mundo. Y no digo que no lo haya perseguido yo. Se puede tal vez cambiar la realidad de algunos alumnos o al menos su percepción. Luego la vida, abandonada la escuela, es tan larga y laberíntica que lo que allí se aprendió se pierde en buena manera en el olvido o en la lejanía. Es un momento hermoso pero termina pasando.

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado esta entrada y, al contrario que Joselu, sí creo que la educación puede cambiar el mundo. Pero ha de ser una educación que vaya más allá de lo intelectual y ponga al mismo nivel lo afectivo y emocional.

    Las grandes oportunidades para ayudar a los demás rara vez vienen. Sin embargo, las pequeñas nos rodean todos los días.

    ResponderEliminar
  3. Hay de todo y para todo, la exposición que haces de lo que ocurre en las escuelas es bastante suave, para la realidad que existe y de la que todos estamos tan contento. No interesa que la escuela cambie, son necesarias las personas sustentadora de esta, nuestra sociedad, que no tengan criterio, dóciles y que sean capaces de seguir instrucciones. Basta con que se forme un grupito que serán los que acaparen el poder y las riquezas. Los que dirijan los designios de las naciones, el resto, son necesarios para mantener el sistema, no para disfrutar de sus ventajas. Sólo me queda felicitarte y enviarte un saludo cordial

    ResponderEliminar
  4. La lucha está ahí y la utopía ante nosotros. Si la escuela es un factor de cambio social o un factor que facilita el cambio social ha sido y sigue siendo una discusión en algunas clases de pedagogía de la universidad y en diferentes foros o tertulias que gente como yo, aún estando jubilada de mi labor docente, nos sigue preocupando el estado enfermo y, como tu dices, Salvador, perverso, de la escuela. Yo también pienso después de tantos años de trabajo por conseguir una escuela popular en la que el alumnado pueda hacer "cosas realmente interesantes, dónde la reflexión sea el punto de partida de las actividades, donde la formación humana y social sea un hecho… también pienso que la escuela no es motor de cambio, pero no me atrevo a decir que no lo pudiera ser si realmente los responsables políticos lo desearan.
    Estamos en una sociedad enloquecida y enferma y la escuela, siempre reflejo de la sociedad en la que está inmersa, no se escapa de sus influencia. Sin embargo, me queda el consuelo de que siempre habrán personas como tu, como los que te escriben, como los que te leen y muchos otros que piensan igual que seguirán o seguiremos creyendo en la utopía.

    ResponderEliminar
  5. Pues así es, utópico e idealista lo que planteas. Pero yo soy de las que creo que la utopía debe existir, tan sólo aunque sea para ir tras su búsqueda...

    ResponderEliminar
  6. Holas salvador . Enhorabuena por tu blog que nos hace pensar. La cuestion es que todo lo que comentas que es cierto ,mi generacion lo aprendio fuera de la escuela. Pero llevas razon,hace falta un cambio a la hora de evaluar mejor

    ResponderEliminar
  7. Holas salvador . Enhorabuena por tu blog que nos hace pensar. La cuestion es que todo lo que comentas que es cierto ,mi generacion lo aprendio fuera de la escuela. Pero llevas razon,hace falta un cambio a la hora de evaluar mejor

    ResponderEliminar
  8. gracias por compartir tan valiosa informacion

    ResponderEliminar
  9. ¿por que cambiar la escuela ?
    para poder transmitir la información no solo en forma de evaluación si no de aprendizaje en mi opinión me parece que esta lectura es muy productiva para cualquier educador pues nos habla de como enseñar se a convertido en un tema muy superficial pues nos estamos enfocando, en la calificaciones y no en lo que en verdad aprendemos que un tema se puede manejar de diferentes maneras dependiendo de la persona a la cual le quieras enseñar pues aun siendo un mismo tema las personas puede llegar a captar un tema dependiendo de la técnica de enseñanza que apliques con ella esto implica que puede llegar a hacer un gran factor de cambio en esa persona pues, mas que una calificación se ampliara su mente pues estará recibiendo una enseñanza que podrá usar en un futuro seria un factor de cambio muy satisfactorio para su vida pues esa enseñanza no se estará usando nada mas par a una evaluación si no para su vida

    ResponderEliminar
  10. Enfocar a los niños en actividades extracurriculares como el baile les brinda oportunidades para expresarse, fomenta la disciplina y la coordinación, y promueve un estilo de vida activo y saludable.

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.
Subir