"Los buenos profesores desempeñan cuatro funciones principales: motivan a sus alumnos, facilitan el aprendizaje, tienen expectativas con respecto a ellos y les capacitan para creer en sí mismos." Ken Robinson: Escuelas creativas.
¿Cómo crees que son tus alumnos: aprendices natos o perezosos por naturaleza? Piensa bien la respuesta a esta cuestión pues de ella depende la metodología educativa que aplicas (o deberías aplicar) en tus clases.
Si crees que tus alumnos son congénitamente holgazanes, tu forma de dar clase estará encaminada a obligar a los alumnos a aprender, les facilitarás el contenido que tienen que hacer suyo, les darás lecciones, les aplicarás la disciplina necesaria para contrarrestar su pereza..., en definitiva, les forzarás a aprender.
En cambio, si crees que tus alumnos son irrefrenablemente curiosos, tu manera de dar clase consistirá en plantearles retos, en posibilitar que exploren, descubran y creen conocimiento. Les invitarás a expresar sus intereses y les guiarás para saciar su capacidad innata de aprendizaje..., es decir, les retarás a aprender.
También puede suceder que aunque creas que tus alumnos son curiosos, te sientes en la obligación de cumplir con un currículo que parece estar pensado para su sufrimiento, con contenidos a los que no les encuentran sentido alguno ni de los que aprecian que tengan incidencia real en su vida cotidiana. No te dejes vencer por la tentación de caer en el conformismo. Se pueden enseñar contenidos curriculares aprovechando la curiosidad de los alumnos y obtener a su vez excelentes resultados en el aprendizaje. Tienes que buscar la manera de conectar esos contenidos con los intereses de los alumnos (¡se puede!) o entender el currículo como algo flexible y prescindir de los contenidos que no se corresponden con la realidad de los alumnos.
Mi consejo para cualquier educador es: ¡no te rindas nunca! Rendirte ante un alumno con dificultades es negar la esencia misma de la educación, es renunciar a los fundamentos de la enseñanza. Es obligación de todo docente establecer una relación empática, un vínculo intenso, con cada uno de sus alumnos. Debes conocer cuáles son sus virtudes y sus limitaciones, debes saber cuáles son sus intereses, sus sueños y sus fobias..., en otras palabras, todo educador debe saber qué esperan sus alumnos de ellos mismos y debe tener claro que espera él de ellos.
Educar es DESCUBRIR no imponer... ya he dicho en más de una ocasión que la educación que motiva a los alumnos es la que les ayuda a provocar cambios. Es por ello que las funciones que desempeñan los buenos profesores son las cuatro que enumera Ken Robinson en la cita que encabeza este post.
P.D.: Si un docente fuera un superhéroe, sus superpoderes serían: ESCUCHAR, DIALOGAR, PROPONER y COMPARTIR.
Photo credit: Ewa Rozkosz / Foter / CC BY-SA |
¿Cómo crees que son tus alumnos: aprendices natos o perezosos por naturaleza? Piensa bien la respuesta a esta cuestión pues de ella depende la metodología educativa que aplicas (o deberías aplicar) en tus clases.
Si crees que tus alumnos son congénitamente holgazanes, tu forma de dar clase estará encaminada a obligar a los alumnos a aprender, les facilitarás el contenido que tienen que hacer suyo, les darás lecciones, les aplicarás la disciplina necesaria para contrarrestar su pereza..., en definitiva, les forzarás a aprender.
En cambio, si crees que tus alumnos son irrefrenablemente curiosos, tu manera de dar clase consistirá en plantearles retos, en posibilitar que exploren, descubran y creen conocimiento. Les invitarás a expresar sus intereses y les guiarás para saciar su capacidad innata de aprendizaje..., es decir, les retarás a aprender.
También puede suceder que aunque creas que tus alumnos son curiosos, te sientes en la obligación de cumplir con un currículo que parece estar pensado para su sufrimiento, con contenidos a los que no les encuentran sentido alguno ni de los que aprecian que tengan incidencia real en su vida cotidiana. No te dejes vencer por la tentación de caer en el conformismo. Se pueden enseñar contenidos curriculares aprovechando la curiosidad de los alumnos y obtener a su vez excelentes resultados en el aprendizaje. Tienes que buscar la manera de conectar esos contenidos con los intereses de los alumnos (¡se puede!) o entender el currículo como algo flexible y prescindir de los contenidos que no se corresponden con la realidad de los alumnos.
Mi consejo para cualquier educador es: ¡no te rindas nunca! Rendirte ante un alumno con dificultades es negar la esencia misma de la educación, es renunciar a los fundamentos de la enseñanza. Es obligación de todo docente establecer una relación empática, un vínculo intenso, con cada uno de sus alumnos. Debes conocer cuáles son sus virtudes y sus limitaciones, debes saber cuáles son sus intereses, sus sueños y sus fobias..., en otras palabras, todo educador debe saber qué esperan sus alumnos de ellos mismos y debe tener claro que espera él de ellos.
Educar es DESCUBRIR no imponer... ya he dicho en más de una ocasión que la educación que motiva a los alumnos es la que les ayuda a provocar cambios. Es por ello que las funciones que desempeñan los buenos profesores son las cuatro que enumera Ken Robinson en la cita que encabeza este post.
P.D.: Si un docente fuera un superhéroe, sus superpoderes serían: ESCUCHAR, DIALOGAR, PROPONER y COMPARTIR.