"Quien educa es alguien que acompaña, invita, facilita, manifiesta entusiasmo, hace propuestas y muestra lo interesante que puede ser participar en ellas. Pero el protagonismo es de quien aprende." Joseba Martínez Huerta: El fulgor de la luciérnaga. Cuentos para repensar la educación.
En lo que se refiere a educación, Finlandia siempre está presente en todas las discusiones sobre excelencia educativa y buen funcionamiento de su sistema educativo. Pero tras un pequeño traspié y dejar de estar en la cima de los rankings de PISA, ahora van y deciden cambiarlo todo (leer esto en modo "sarcasmo"). ¡Son curiosos estos finlandeses!
Resulta que tras un año de reuniones y trabajo en equipo han presentado un nuevo currículo que según el Ministerio de Educación filandés tiene como fundamento "la alegría de aprender y el papel activo de los alumnos". Lejos de mirarse en el espejo de esos países que han pasado a ocupar las primeras plazas de PISA con unos métodos educativos que rozan el maltrato infantil, resulta que los responsables del mejor sistema educativo del mundo utilizan como motor de cambio la alegría de aprender. ¡Son curiosos estos finlandeses!
En una entrevista publica en Escuela (nún. 4.057), Irmeli Halinen, directora de desarrollo curricular del Consejo Nacional de Educación de Finlandia, dice que los estudiantes deberían involucrarse más en la organización de la escuela. Es fundamental que se permita que los alumnos puedan aportar sus ideas, sus opiniones y sus acciones al funcionamiento de la escuela, solo así la institución escolar podrá desencorsetarse, podrá soltarse un poco, podrá perder rigidez y hacerse más flexible y permeable a los cambios. Solo así alumnos y docentes podrán disfrustar, estar motivados y trabajar con esfuerzo pero con gozo al mismo tiempo.
¡Son curiosos estos finlandes! Son capaces de dar un vuelco a su sistema educativo pero saben ponderar aquello que debe ser conservado del sistema anterior sin caer en tópicos, ni modas, ni excesos... Resaltan la importancia del trabajo competencial por proyectos, pero no eliminan las asignaturas sino que las "adelgazan" y replantean sus objetivos para que se pueda trabajar en proyectos colaborativos. Respetan la libertad de los profesores para escoger libros de texto u otros materiales de aprendizaje ya sean editados o producidos por ellos mismos y consideran que el papel de las TIC es "bastante importante", en palabras de Halinen: "la tecnología debería incluirse en la manera que realmente sirva a la enseñanza".
Yo nunca he afirmado que debamos copiar el sistema educativo filandés (ni de ningún otro país), pero quizás sí que deberíamos aprender de ellos y ser valientes al repensar la educación huyendo de tópicos e ideas preconcebidas. Una sugerencia, pongamos en nuestras escuelas un cóctel de creatividad, colaboración, valores, emociones y entusiamo... y, seguramente, nos sorprendan los resultados en forma de más alegría de aprender, menos abandono escolar y personas más felices.
En lo que se refiere a educación, Finlandia siempre está presente en todas las discusiones sobre excelencia educativa y buen funcionamiento de su sistema educativo. Pero tras un pequeño traspié y dejar de estar en la cima de los rankings de PISA, ahora van y deciden cambiarlo todo (leer esto en modo "sarcasmo"). ¡Son curiosos estos finlandeses!
Resulta que tras un año de reuniones y trabajo en equipo han presentado un nuevo currículo que según el Ministerio de Educación filandés tiene como fundamento "la alegría de aprender y el papel activo de los alumnos". Lejos de mirarse en el espejo de esos países que han pasado a ocupar las primeras plazas de PISA con unos métodos educativos que rozan el maltrato infantil, resulta que los responsables del mejor sistema educativo del mundo utilizan como motor de cambio la alegría de aprender. ¡Son curiosos estos finlandeses!
En una entrevista publica en Escuela (nún. 4.057), Irmeli Halinen, directora de desarrollo curricular del Consejo Nacional de Educación de Finlandia, dice que los estudiantes deberían involucrarse más en la organización de la escuela. Es fundamental que se permita que los alumnos puedan aportar sus ideas, sus opiniones y sus acciones al funcionamiento de la escuela, solo así la institución escolar podrá desencorsetarse, podrá soltarse un poco, podrá perder rigidez y hacerse más flexible y permeable a los cambios. Solo así alumnos y docentes podrán disfrustar, estar motivados y trabajar con esfuerzo pero con gozo al mismo tiempo.
¡Son curiosos estos finlandes! Son capaces de dar un vuelco a su sistema educativo pero saben ponderar aquello que debe ser conservado del sistema anterior sin caer en tópicos, ni modas, ni excesos... Resaltan la importancia del trabajo competencial por proyectos, pero no eliminan las asignaturas sino que las "adelgazan" y replantean sus objetivos para que se pueda trabajar en proyectos colaborativos. Respetan la libertad de los profesores para escoger libros de texto u otros materiales de aprendizaje ya sean editados o producidos por ellos mismos y consideran que el papel de las TIC es "bastante importante", en palabras de Halinen: "la tecnología debería incluirse en la manera que realmente sirva a la enseñanza".
Yo nunca he afirmado que debamos copiar el sistema educativo filandés (ni de ningún otro país), pero quizás sí que deberíamos aprender de ellos y ser valientes al repensar la educación huyendo de tópicos e ideas preconcebidas. Una sugerencia, pongamos en nuestras escuelas un cóctel de creatividad, colaboración, valores, emociones y entusiamo... y, seguramente, nos sorprendan los resultados en forma de más alegría de aprender, menos abandono escolar y personas más felices.