"Los alumnos comienzan la escuela con una gran imaginación, curiosidad y creatividad; hasta que descubren que es más importante saber la respuesta correcta que hacer alguna pregunta interesante. " Hal Gregerser, citado por Tony Wagner en Creando Innovadores.
Durante mucho tiempo, el principal objetivo de la educación escolar ha sido que los alumnos y alumnas sean capaces de responder preguntas. Cuantas más preguntas sean capaces de responder, mejor. El mensaje "oculto" era no hace falta que pienses por qué las cosas son de esa manera, solo recuerda que son así.
Por eso se evalúa con exámenes, muchas veces tipo test, donde solo importa el resultado final. Aplicando una plantilla somos capaces de corregir montones de exámenes y de calificarlos con notas tan curiosas como un 4,5 o un 6,2. ¿Qué demonios significará eso?
A la escuela de nuestros tiempos ya no podemos seguir pidiéndole lo mismo. La sociedad actual necesita de personas innovadoras y creativas capaces de dar respuestas distintas a los problemas de siempre y de dar soluciones eficaces a los problemas que están por venir. En este mundo en permanente cambio, la transformación de la escuela no es una opción, es una necesidad.
Leía hace poco una entrevista (revista Guix, enero de 2015) con el maestro y escrito británico John Abbott, en la que decía que "Los niños han nacido para aprender, no para ser enseñados." En otras palabras, deben ser ellos los que construyan su aprendizaje a base de experimentar, probar, cuestionarse, equivocarse... de entusiasmarse con el proceso de aprendizaje, no solo con el resultado final del mismo.
Pero cuidado con cometer el error de pensar que no debemos enseñar nada a nuestros alumnos porque pueden acceder con facilidad a la información. Nada más lejos de la realidad. No se puede ser innovador ni creativo si se tiene la "cabeza vacía". La cuestión es más de enfoque... debemos enseñarles cosas para que sean capaces de aplicarlas en resolver problemas y no solo sean capaz de memorizarlas y recitarlas.
La escuela ya no puede ser solo un lugar para transmitir conocimiento, sino también debe ser un espacio para crearlo y compartirlo. La escuela ya no puede ser solo un lugar donde el profesor habla y los alumnos escuchan, sino que debe ser un ágora donde se comparta información, donde se debata y se opine.
Una escuela innovadora y creativa es una escuela con futuro; una escuela anclada en los paradigmas educativos del pasado es una escuela herida de muerte.
Durante mucho tiempo, el principal objetivo de la educación escolar ha sido que los alumnos y alumnas sean capaces de responder preguntas. Cuantas más preguntas sean capaces de responder, mejor. El mensaje "oculto" era no hace falta que pienses por qué las cosas son de esa manera, solo recuerda que son así.
Por eso se evalúa con exámenes, muchas veces tipo test, donde solo importa el resultado final. Aplicando una plantilla somos capaces de corregir montones de exámenes y de calificarlos con notas tan curiosas como un 4,5 o un 6,2. ¿Qué demonios significará eso?
A la escuela de nuestros tiempos ya no podemos seguir pidiéndole lo mismo. La sociedad actual necesita de personas innovadoras y creativas capaces de dar respuestas distintas a los problemas de siempre y de dar soluciones eficaces a los problemas que están por venir. En este mundo en permanente cambio, la transformación de la escuela no es una opción, es una necesidad.
Leía hace poco una entrevista (revista Guix, enero de 2015) con el maestro y escrito británico John Abbott, en la que decía que "Los niños han nacido para aprender, no para ser enseñados." En otras palabras, deben ser ellos los que construyan su aprendizaje a base de experimentar, probar, cuestionarse, equivocarse... de entusiasmarse con el proceso de aprendizaje, no solo con el resultado final del mismo.
Pero cuidado con cometer el error de pensar que no debemos enseñar nada a nuestros alumnos porque pueden acceder con facilidad a la información. Nada más lejos de la realidad. No se puede ser innovador ni creativo si se tiene la "cabeza vacía". La cuestión es más de enfoque... debemos enseñarles cosas para que sean capaces de aplicarlas en resolver problemas y no solo sean capaz de memorizarlas y recitarlas.
La escuela ya no puede ser solo un lugar para transmitir conocimiento, sino también debe ser un espacio para crearlo y compartirlo. La escuela ya no puede ser solo un lugar donde el profesor habla y los alumnos escuchan, sino que debe ser un ágora donde se comparta información, donde se debata y se opine.
Una escuela innovadora y creativa es una escuela con futuro; una escuela anclada en los paradigmas educativos del pasado es una escuela herida de muerte.