El Blog de Salvaroj os desea...

lunes, 21 de diciembre de 2015
Un año más quiero agradecer vuestro apoyo incondicional y la oportunidad que me dais de compartir con todos vosotr@s sobre educación. Por eso os propongo una misión para el nuevo año 2016... ¿Podemos conseguirlo?


Educar para ser: docentes que preparan para la vida

domingo, 20 de diciembre de 2015
"Cuando las ideas están claras, los recursos se encuentran (...). Los protagonistas de cambio, con o sin materiales, son los profesores." Montserrat del Pozo

Photo credit: woodleywonderworks via Foter.com / CC BY

El docente ya no es el chamán de la tribu, ya no es el depositario de todo el saber. Eso es algo que sabemos hace tiempo. Que un docente domine a la perfección la materia que imparte ya no es garantía de éxito educativo, es condición necesaria, pero para adquirir solo conocimientos, no para tener éxito en la vida. Hoy es fundamental que los docentes entiendan el mundo del que vienen y en el que viven sus alumnos y el mundo para el que debe prepararlos, un mundo que todavía no existe. Por tanto la educación no solo debe preocuparse del futuro, sino también del presente.

Si no prepara para la vida, la escuela no tiene ningún sentido. Pero, ¿qué significa "preparar para la vida"?

- Ser feliz en todos los sentidos. Sentirse bien con uno mismo y tener una vida en la que se desarrollen todos sus talentos.

- Ser autónomo, tener iniciativa emprendedora.

- Ser participativo, tener espíritu crítico.

- Ser creativo e innovador.

- Ser colaborativo.

La educación se dirige a la globalidad de la persona, busca la armonía con los demás y con uno mismo.

Preparar para la vida supone enseñar a hacer preguntas más que a dar respuestas, enseñar a trabajar colaborativamente y ser empático, saber escuchar y saber expresar ideas y opiniones oralmente, por escrito, gráficamente... Preparar para la vida significa transmitir conocimientos (habilidades cognitivas) y enseñar a las personas a ser perseverantes, tenaces, meticulosos (habilidades no cognitivas).

Lo importante no es lo que se sabe sino lo que se puede hacer con ese conocimiento. La educación debe despertar y mantener la curiosidad, es decir, el deseo de aprender, de conocer, de comprender, de descubrir.

Una educación que prepara para la vida no puede ser considerada un privilegio, es un derecho. Por ello tenemos que entender que no son los alumnos los que abandonan a la escuela, sino que es la escuela la que abandona a los alumnos.

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5 pistas para educar en un mundo antipático

lunes, 14 de diciembre de 2015
Vivimos en un mundo extraño. Un mundo que, como afirmaba Javier Marías en una entrevista, está cada vez más imbécil, un mundo antipático que coarta las libertades. Lo sabemos, pero no hacemos nada para cambiarlo. Ya es hora de que pongamos remedio.

La mayoría de las personas que han revolucionado nuestro mundo con ideas, descubrimientos, avances tecnológicos..., en un momento determinado de su vida, decidieron salir del camino y buscar nuevos horizontes.

Seguramente, algunos de los que optaron por explorar otras vías no tuvieron éxito y acabaron perdidos. Pero con una educación que incite el pensamiento crítico, el pensamiento divergente, el espíritu emprendedor, el trabajo en colaboración, el dominio de las emociones, los valores que nos definen como seres humanos... todos tendremos más oportunidades de salir del sendero que nos han marcado para descubrir algo nuevo, para aportar alguna cosa que haga el mundo un poco mejor, sin perdernos en el intento.

En realidad, al contrario de lo que demasiados educadores creen, educar no consiste en mostrar el camino a seguir, sino en enseñar a utilizar distintas herramientas para no perderse nunca por ningún camino. Preparara nuestros hijos y alumnos en el manejo de la brújula para saber dónde está el Norte, enseñarles a leer e interpretar los mapas, a seguir pistas, a identificar huellas, es dotarles de las herramientas necesarias para explorar autónomamente el mundo.

Si empleamos palabras del ámbito educativo, nuestra labor consiste en seguir estas 5 pistas:

1. Enseñarles a ser autónomos.

2. Formarles para que sean capaces de aprender a aprender.

3. Ayudarles a que sepan buscar información y valorarla.

4. Prepararles para que sean capaces de comunicar, oralmente y por escrito, sus ideas y opiniones con eficacia.

5. Educarles para que identifiquen y controlen sus estados emocionales, para que sean empáticos.

Cuando vamos de excursión a la montaña, seguir el sendero señalado es una opción segura, previsible e incluso recomendable si no tenemos experiencia ni formación ni estamos bien equipados para explorar... Pero los caminos señalados también pueden conducir a un callejón sin salida.

Además, si todos seguimos el mismo camino, nunca descubriremos nada nuevo. Con los conocimientos adecuados en orientación, sabiendo manejar la brújula, llevando buen material, etc., salir del camino marcado es una opción emocionante, creativa, enriquecedora... es la manera de llegar allí donde nunca ha llegado nadie.

Lo mismo sucede con la educación de nuestros hijos y alumnos. Podemos conducirlos por sendas marcadas, pero si queremos prepararlos para tener éxito en este mundo antipático, debemos prepararlos para que sean capaces de explorar nuevos caminos.
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¿Quieres cambiar la educación? Hazte las preguntas adecuadas

lunes, 7 de diciembre de 2015
@Jairoagua/Flickr
Cualquier innovación ha tenido su origen en una pregunta. Por lo tanto, para conseguir cambiar nuestra forma de educar es necesario que nos planteemos las preguntas adecuadas. Cuestionarnos sobre nuestra actividad diaria, sobre el porqué de lo que hacemos, decimos o pensamos nos llevará a plantearnos cambios, a buscar nuevos caminos, a innovar.

La pregunta es la herramienta que permite que nos evaluemos (autoevaluemos). Eso nos lleva a conocer nuestras limitaciones y nuestros puntos fuertes; y obrar en consecuencia.

Pero el problema está en que mucha gente tiene miedo a hacerse preguntas. Les da miedo que no les gusten las respuestas que encontraran. Puede que las respuestas les lleven a darse cuenta de que estaban equivocados o de que, en realidad, no obtienen los resultados que pensaban. La pregunta adecuada puede hacernos salir de nuestra zona de confort y eso incomoda a muchos.

Las respuestas a las preguntas que nos hagamos debe llevar a la acción, sino solo es lamento... y los lamentos no sirven para cambiar nada. Lamentarse enquista aún más el problema. Encadenar preguntas y respuestas es la clave porque cada respuesta puede dar lugar a nuevas preguntas.

No es nada fácil hacer buenas preguntas. Hemos sido formados para dar respuestas, no para plantearnos preguntas. El sistema educativo es más reproductivo que productivo y eso es algo que debemos empezar a cambiar de una vez por todas.

Por supuesto que las preguntas adecuadas son distintas para cada persona. Cada educador tiene una circunstancias específicas (personales, de entorno, de formación...) por lo que debe buscar las preguntas. A pesar de ello, a continuación propondré algunas cuestiones cuyo planteamiento y respuestas puede ayudarnos a cambiar nuestra práctica educativa:

- ¿Soy feliz con lo que hago? ¿Me satisface la forma como lo hago?

- ¿Hago felices a las personas a las que educo?

- ¿Las personas a las que educo aprenden significativamente?

- ¿Por qué enseño de esta manera? ¿Por qué siempre se ha hecho así? ¿Por qué no sé hacerlo de otra forma?

- ¿Tengo en cuenta las necesidades e intereses de las personas a las que educo?


- ¿Qué pasaría si en lugar de darles el aprendizaje, los ayudo a que lo alcancen?


La lista de preguntas puede ser interminable, pero lo realmente importante es que cada uno elabore sus propias cuestiones. Solo así podemos cambiar la educación.
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Los “verdaderos” problemas de la educación actual

lunes, 30 de noviembre de 2015
Para solucionar los verdaderos problemas de la educación, hay que derribar muchos muros.


Cuando se habla de los problemas de la educación de nuestros días aparecen habitualmente palabras y expresiones como: PISA, evaluaciones, rankings, reformas, currículo, excelencia, abandono escolar, fracaso escolar... Pero, para hablar de los “verdaderos” problemas de la educación actual, también deberían utilizarse palabras como: felicidad, creatividad, iniciativa emprendedora, emociones, valores, colaborar, compartir...

Es evidente que tenemos muchas cosas que solucionar en la educación que ofrecemos en nuestros centros, que hay muchos aspectos a mejorar para dar una respuesta efectiva a las necesidades de las personas y la sociedad del siglo XXI. Pero, aunque a muchos les cueste creerlo por la repercusión mediática que tiene, los verdaderos problemas de la educación tienen poco que ver con los resultados que se obtienen en PISA. Esta prueba es un indicador más, y muy parcial dicho sea de paso, ya que evalúa aspectos muy concretos de los sistemas educativos. Cuando se habla de mejorar la educación “en clave PISA”, lo que se pretende principalmente es obtener una mejor clasificación en un ranking, dejando de lado otros aspectos mucho más importantes.

Buena parte de los problemas de la educación actual son consecuencia de la concepción memorística imperante en nuestro sistema de enseñanza. Por mucho que se hable de competencias y aplicabilidad del conocimiento, nuestra forma de enseñar, aprender y evaluar tiene que ver con la retención y recitación de datos y conceptos. Esto provoca que, en demasiadas ocasiones, los alumnos no adquieran las destrezas y habilidades cognitivas y no cognitivas necesarias para desarrollar su vida autónomamente a pesar de obtener expedientes académicos brillantes. Esto no significa que no se deba mantener un alto nivel de exigencia. El trabajo escolar debe ser significativo y práctico para que sea motivador pero el nivel de exigencia para con los alumnos deben ser elevado.

Algunos creen (la verdad es que son muchos) que la solución a los males de la educación pasa por aumentar el peso específico de las asignaturas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) dejando de lado las “inutilidades” (perdón, quise decir humanidades). Por supuesto que reforzar las asignaturas STEM es importante, pero desdeñar las asignaturas de música, arte, expresión plástica, filosofía... es un error del que acabaremos lamentándonos.

Se piden más horas lectivas de las asignaturas STEM cuando lo que se necesita es un planteamiento metodológico más práctico y aplicado, y, aunque parece que no nos damos cuenta, es muy importante reducir los niveles de estrés y presión de los estudiantes, dejando más espacio para el juego por su alto valor formativo: los niños que juegan son personas más creativas. Lo cierto es que la educación que reciben hoy en día los estudiantes no les permite desarrollar sus talentos (sean cuales sean estos) porque no se potencian la creatividad, el espíritu crítico, la iniciativa emprendedora, el trabajo colaborativo...

Desafortunadamente, en la educación actual se pone el acento en los contenidos y no en las personas. Por eso, a muchos niños, y no pocos docentes, no les gusta ir a la escuela.

La “verdadera” solución de los problemas de la educación está, en buena parte, en manos de alumnos y profesores. En palabras de Ken Robinson en Escuelas creativas: “la base de la educación es la relación entre profesor y alumno. Todo lo demás depende de lo fructífero y eficaz que sea ese vínculo.
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Educación contra el terror: ¿flores contra pistolas?

lunes, 23 de noviembre de 2015
"Si queremos un mundo de paz y justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor." Antoine de Saint-Exupéry


Vivimos días convulsos en los que el miedo y la tristeza conviven a partes iguales con la valentía y la esperanza. Los ataques terroristas de los últimos días están condicionando nuestra forma de vida y, al mismo tiempo, nuestra manera de entender el mundo.

Todos estamos consternados, incluso los niños que, aunque no consiguen entender del todo qué es lo que está pasando, perciben que alguna cosa no anda bien. Saben que hay "malos" que nos intentan hacer daño a los "buenos", que hay disparos y gente que ha muerto, que sus padres están nerviosos y asustados... Un buen ejemplo de esta situación es este vídeo, que se ha convertido en viral, de un padre explicando a su hijo los ataques terroristas en París:


Una de las armas más poderosas que tenemos para luchar contra la barbarie es la educación. La educación hace crecer las flores que se enfrentaran a las pistolas. Cuantas más balas disparen, más semillas tenemos que plantar en la educación de nuestros hijos y alumnos para que crezcan flores de todas las formas, tamaños y colores.

Hay que convertir las aulas en jardines. En la escuela, junto con lengua, matemáticas, ciencia..., hay que hablar de valores, de emociones, de esperanza. Esto no es una opción, es una necesidad, que además está contemplada en el currículo. Es una obligación inexcusable abrir las aulas al mundo real para que se pueda hablar de lo que pasa en el mundo, para que se pueda hablar de paz, para que los alumnos puedan expresar sus miedos y su duelo, sus inquietudes y su opinión.Los docentes deben conseguir que los alumnos sean capaces de elaborar su propia escala de valores a partir del desarrollo del espíritu crítico, la creatividad, el pensamiento disruptivo y la interacción con sus semejantes.

Sé que algunos creen que esto es de una ingenuidad que roza la inocencia, que las balas matan y las ideas no sirven de escudo contra ellas. Pero si la educación no es tan poderosa, ¿por qué lo primero que hacen los terroristas es atacar y cerrar escuelas? ¿Por qué intentaron matar a Malala? Los terroristas intentaron matar a Malala porque defendía el derecho a asistir a la escuela. Afortunadamente, no lo consiguieron y la convirtieron en un símbolo de la fuerza de la educación, del poder de la escuela para cambiar el mundo. Los terroristas tienen muy claro que la escuela es una de sus enemigas más peligrosas.

Malala en un discurso ante el Banco Mundial dijo: "Si se quiere acabar la guerra con otra guerra nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, escuelas y profesores." De poco sirve luchar contra la barbarie convirtiéndonos en bárbaros. La respuesta de nuestra sociedad debe ser firme y ponderada, pero merece la pena no renunciar a nuestros valores y seguir enfrentando las flores a las pistolas.
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50 docentes y una definición de educación

domingo, 15 de noviembre de 2015
Con cuatro de las profesoras asistentes.
El pasado 10 de noviembre tuve el privilegio de ser uno de los ponentes en las III Jornadas de Innovación Educativa, organizadas por el CEFIRE de Orihuela. Al iniciar mi presentación les pedí a los docentes presentes en el auditorio que escribieran en un papel las dos palabras que para ellos definen la esencia de la educación.

50 de los docentes presentes tuvieron la deferencia de entregarme sus repuestas. La primera sorpresa fue que utilizaron 48 palabras distintas para señalar qué es lo fundamental en la educación. De estas 48 palabras, solo 18 se repitieron una o más veces. También resulta relevante que más del 80% de las palabras que utilizaron están referidas a conceptos relacionados con las emociones, los valores y las habilidades no cognitivas... y no con la alfabetización, lo académico, lo cognitivo. Sin duda esto es una buena muestra de lo complejo que es educar.

También les planteé dos preguntas: ¿En qué se parecen un niño, un árbol y una nube? y ¿En qué se parecen un docente, un río y un avión? Superado el desconcierto inicial por lo extraño de las preguntas, dieron algunas respuestas muy interesantes, originales y creativas.

A continuación, voy a presentaros un texto que he escrito utilizando las 48 palabras que indicaron los docentes (están señaladas en letra cursiva) y algunas de las respuestas más curiosas a las dos preguntas que les propuse:

 "Educar es el proceso de acompañamiento de los niños, por el camino del descubrimiento, para que en el presente y en el futuro mantengan una actitud de entusiasmo, entrega y motivación por crear, por compartir, por cooperar para que el mundo sea un lugar mejor.

La educación es siempre acción, es un proyecto para toda la vida, un compromiso para que las personas tengan libertad, sean felices, sientan pasión por saber y mantengan la alegría de aprender. Educar es un acto de amor para cambiar la sociedad en la que vivimos, para compensar sus desigualdades, para despertar el espíritu crítico.

En el colegio, los niños y las niñas deben conectar con el conocimiento pero a través de la emoción y la creatividad para que aquello que aprenden les resulte significativo y tenga una incidencia real en sus vidas. La formación que se da en nuestras escuelas debe huir de la ideología y la segregación y fomentar la tolerancia, ser respetuosa con la diferencia. Debe tener en cuenta que todos somos distintos y tenemos distintas necesidades.

La curiosidad es el motor del aprendizaje, provoca que aprender sea un esfuerzo placentero y no un suplicio. Un niño curioso está en disposición de aprender cualquier cosa, porque lo hará con el corazón.

Enseñar es ilusión, es crecimiento, es innovar, es perfeccionar y es orientar. Por eso, la educación no puede encerrarse en un examen."

 Todo esto es la educación según las palabras de 50 docentes. Maravilloso, ¿no?
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El docente como líder inspirador

domingo, 8 de noviembre de 2015
"El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor inspira." William Ward

Photo credit: adinasullivan / Foter.com / CC BY-NC-SA
La inspiración es necesaria para la vida... y no me refiero a la acción de introducir aire en los pulmones (que lo es y mucho) sino a la lucidez repentina que siente una persona y que favorece la creatividad, la búsqueda de soluciones a un problema, la creación de algo nuevo y hermoso...

Pero, aún aceptando su importancia, no podemos dejarlo todo a un momento de lucidez, a la visita de las musas. La profesionalidad, la formación, el trabajo y la vocación son las mejores compañeras de la inspiración. Tu inspiración será más efectiva y más certera cuantos más elementos conozcas, cuantas más opciones manejes, cuanta más experiencia tengas, cuantos más conceptos conozcas, cuanto más sepas. Picasso dijo: "Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando" y Jack London afirmó: "No se puede esperar a la inspiración, hay que ir a buscarla"; cuánta razón tienen ambos.

La inspiración se relaciona muchas veces con el arte y educar es un arte de los más complejos y hermosos que existen. Un docente crea cada día una obra de arte con cada uno de sus alumnos. Educar es inspirar y para educar hay que estar inspirado y preparado.

Tenemos que empezar a pensar en el docente como persona que inspira más que como persona que enseña. Lo importante no es enseñar sino que los alumnos aprendan, que sean capaces de tomar forma de manera autónoma con la guía del profesor. El docente que enseña transmite a los estudiante el saber del que es depositario; el docente que inspira posibilita con sus acciones que sus alumnos aprendan por sí mismos.

Para inspirar hay que ser un buen modelo. Por eso el docente que siembra optimismo y entusiasmo en el aula, el docente que emociona, recoge buenos frutos: alumnos motivados, participativos e implicados. En cambio, el docente que siembra pesimismo y desilusión, el docente que aburre, recoge malos frutos: alumnos desmotivados, desinteresados, pasivos y desganados.

Para ser inspirador un docente necesita:

- Conocer primero a la persona y, después, al alumno.

- Conocer a su grupo.

- Conocer el entorno en el que ejerce la docencia.

- Ser flexible.

- No dejar de formarse nunca.

- Disfrutar con lo que hace.

- Ser optimista y positivo.

El docente tiene que ser inspirador porque su propósito es uno de los más hermosos que puede tener cualquier persona con otro ser humano: "Es que quiero sacar de ti tu mejor tú" (Pedro Salinas). Y eso solo se consigue ayudando a que sea uno mismo quien lo haga.
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¿Cómo sería la educación en Marte? Una aproximación creativa a la esencia de la educación

lunes, 2 de noviembre de 2015
La posibilidad de establecer una colonia humana permanente en Marte es cada vez más real. Algunos incluso se atreven a ponerle fecha: hacia el año 2025. Más allá de las dificultades y retos científicos y tecnológicos que presenta un proyecto de esta magnitud, resulta interesante plantearse cómo debería ser la educación en un planeta con un ambiente hostil, en un entorno de incertidumbre permanente y en un espacio reducido y limitado.

La Tierra vista desde Marte.
Me gustaría compartir con vosotros un ejercicio de simulación de qué características debería tener la educación en una colonia humana permanente en Marte. La posibilidad de partir de cero a la hora de crear un sistema educativo que dé respuesta a las necesidades de la vida en otro planeta, me parece una forma original y creativa de reflexionar sobre la esencia misma de la educación.

Resulta evidente que la necesidad más básica de una sociedad humana en Marte es la supervivencia. Para sobrevivir en un planeta inhóspito, hay dos aspectos fundamentales a tener en cuenta: los conocimientos técnico-científicos y los conocimientos humanistas.

La formación técnico-científica debería basarse en las disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). El objetivo sería tener los conocimientos y las herramientas capaces de dar una respuesta inmediata y eficaz a los retos y problemas que surjan, que seguramente serán muchos y de vital importancia: obtención de oxígeno y agua, producción de alimentos...

En este sentido, la robótica también sería una disciplina cuyos contenidos son esenciales para sobrevivir en Marte. Se necesitarán máquinas y robots capaces de realizar tareas en entornos en los que los humanos no puedan realizarlas o que requieran de capacidades que las personas no tenemos.

Estas competencias científico-tecnológicas tienen que ir acompañadas de un tipo de enseñanza de potencie la creatividad, el pensamiento disruptivo. Muchos de los retos a los que deberá enfrentarse una colonia humana en Marte son inimaginables, por ello, es necesario potenciar un tipo de pensamiento capaz de resolver situaciones y problemas imprevistos e imprevisibles. La curiosidad y la adaptabilidad son características a potenciar.

Otro de los componentes básicos de la educación en Marte sería el trabajo colaborativo. En una sociedad de ese tipo, la aportación de todos y cada uno de sus miembros es fundamental para progresar, para sobrevivir. Potenciar los talentos de todos y cada uno de los miembros de la comunidad marciana es una necesidad imperiosa. Se necesita del trabajo y la aportación de todos, sería necesariamente una educación inclusiva.

En un entorno hostil y en un espacio limitado es inevitable que surjan graves problemas de convivencia. Por tanto, la educación emocional, la educación en valores, la filosofía y la ética serán contenidos igualmente esenciales en la educación marciana. Además, la enseñanza humanista se convertiría en una necesidad para conservar los valores propios de los seres humanos. El aislamiento de otros congéneres podría llevar con el tiempo a la pérdida de los valores humanos básicos. Eso que en la Tierra algunos consideran inútil y quieren desterrar de los sistemas educativos, en Marte será imprescindible. La solidaridad, la capacidad de compartir, la capacidad de escuchar y comunicarse serían competencias básicas en la educación de Marte.

Seguramente la educación en Marte debería tener otras características, pero estas se me antojan como imprescindibles. Como ya he dicho, este es un ejercicio de educación/ficción para reflexionar sobre la esencia misma de la educación. Resulta cuanto menos curioso comprobar que las necesidades de la educación en otro planeta coinciden con las necesidades de la educación en la Tierra. Puede que sea conveniente que tomemos nota y nos pongamos manos a la obra para cambiar de una vez por todas la educación en nuestro planeta.
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8 citas imprescindibles de mujeres educadoras

jueves, 29 de octubre de 2015
No sé si os habéis fijado que en cualquier recopilatorio de grandes frases sobre educación (incluidos lo que he hecho yo), las mujeres son una minoría y, en algunos, brillan por su ausencia. Ante tal agravio, he decidido recoger 8 citas de mujeres educadoras que, sin duda, muestran las grandes aportaciones que han realizado a lo largo de la historia:

1. "El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde." Gabriela Mistral

2. "Toda vida es una constante educación." Eleanor Roosevelt

3. "El optimismo es la fe que lleva al logro; nada puede hacerse sin esperanza y confianza." Helen Keller

4. "Los niños tienen que ser enseñados sobre cómo pensar, no qué pensar." Margaret Mead

5. "Comienza de nuevo. Cada vez que fracases empieza otra vez y te harás más fuerte hasta que finalmente logres tu propósito." Anne Sullivan

6. "La mejor enseñanza es la que utiliza la menor cantidad de palabras necesarias para la tarea." María Montessori

7. "Los profesores se desprenden de cuanto tienen y de cuanto saben, porque su misión es esa: dar." Elena Poniatowska

8. "Un niño, un maestro, un libro, un lápiz pueden cambiar el mundo." Malala Yousafzai


Malala Yousafzai
Vosotros y vosotras mismos valoraréis si les reconocemos suficientemente su papel en pos de una educación mejor. 
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5 indicadores de que la educación está cambiando

domingo, 25 de octubre de 2015
No creo que nadie ponga en duda que la educación debe ser el billete para un futuro mejor. Lo contrario sería absurdo.

Pero, en ocasiones, olvidamos que la educación es también la herramienta que posibilita un presente mejor, que hay que disfrutar del viaje y no ofuscarnos con el objetivo final. Por ese motivo, al diseñar nuestros programas de aprendizaje, a veces sin ni siquiera darnos cuenta, tratamos a los niños como seres incompletos, como proyecto de personas. Por lo que los educamos solo por lo que pueden llegar a ser y no por lo que ya son.

A esto hay que sumarle que la educación es incapaz de cambiar a la velocidad que cambian las necesidades de las personas y de la sociedad. Por lo que muchos de sus métodos, metodologías y didácticas siguen utilizándose a pesar de haber quedado obsoletas hace tiempo.


En resumen, sabemos que hay que cambiar la educación, pero no somos capaces de hacerlo. Al contrario de lo que muchos creen, para mejorar el sistema educativo hay que educar sin PISA (perdón, quise decir sin prisa)... hay que introducir los cambios con calma, con reflexión, con formación, con acompañamiento, con iniciativa, con emprendimiento, con creatividad.

Afortunadamente, en el mundo de la educación corren tiempos de cambio. Aunque a lo largo de la historia ha habido distintas corrientes reformistas, lo cierto es que su incidencia real sobre los sistemas educativos ha sido menor. Pero ahora sí que se dan condiciones idóneas para introducir un nuevo paradigma en educación. Sí, aunque algunos digan que los que hablan del nuevo paradigma educativo "son unos pedantes", hoy se dan las condiciones necesarias para que esa transformación sea posible. De hecho, el cambio ha empezado ya de manera imparable.


A continuación, enunciaré 5 indicadores que demuestran que la educación está cambiando:

1. Cada vez hay más experiencias innovadoras en nuestros centros educativos. Y lo que es más significativo, estas experiencias tienen cada vez más visibilidad entre la comunidad docente y los medios de comunicación. Un ejemplo de ello es la experiencia que están llevando a cabo Jesuitas de Cataluña: Horitzó 2020, pero, afortunadamente, pueden citarse muchas más.

2. Cada día se organizan más jornadas, congresos, cursos y conferencias sobre innovación educativa que, independientemente de cuándo y dónde se celebren, están siempre llenos de personas interesadas en cambiar la educación. Es un hecho significativo que los actos organizados en fin de semana están llenos de docentes que aprovechan su tiempo de ocio para formarse y reflexionar sobre cómo mejorar la educación.

3. La presencia en programas de televisión y radio, en los diarios de autores "mediáticos" que dan voz a la nueva educación. En España ha surgido con fuerza en los medios de comunicación la figura de César Bona (@cccesssarrr). César, gracias a su nominación a los Global Teacher Prize y a su excelente labor como docente, se ha convertido en el portavoz de la nueva educación. A nivel internacional es necesario destacar a Ken Robinson y Ricard Gerver, entre otros.

4. Hoy como nunca disponemos de una herramienta eficaz para que el mensaje del nuevo paradigma educativo se difunda, se comparta y se analice: las redes sociales. Twitter, Facebook, Pinterest... son los altavoces perfectos para dar voz al cambio educativo. Una muestra de ello fue el éxito de participación en Twitter del #educationday. Pero en mi opinión es más significativo vivir el día a día de las redes sociales para percibir el espíritu innovador de las personas que se dedican a la noble tarea de educar.

5. El quinto y más claro indicador de la nueva educación eres tú. Sí tú, la persona que está dedicando su tiempo en leer este post y reflexionar acerca de su contenido. Tú con la labor que desarrollas cada día (como padre, madre, docente, director de escuela, orientador, pedagogo...) eres el indicador más significativo de que el cambio en educación ha comenzado y es imparable.
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Ideas que inspiran: La Educación del Ser

lunes, 19 de octubre de 2015
"Toma mi presente, mi futuro incierto,
y que el mundo nos recuerde por soñar despiertos."
                   Jorge Ruiz (@MalditaNerea): Mira dentro

El pasado sábado 17 de octubre tuve la fortuna de asistir en el Teatro Circo Price de Madrid al Foro de Convergencia social para el cambio educativo La Educación del Ser, organizado por la Fundación Promete (@promete_org).

Fue una experiencia muy estimulante y enriquecedora en un entorno inmejorable y con una organización excelente. En ella participaron, entre otros, Luis Cacho, José Antonio Marina, Richard Gerver, Álex Rovira...

Para explicaros cómo fue esta jornada he decidido que no os haré un resumen (si queréis podéis ver en You Tube las ponencias), sino que, a partir de las ideas y aportaciones de los distintos ponentes que yo considero más relevantes, voy a elaborar un texto (a modo de monstruo de Frankenstein) que ofrezca una visión personal y subjetiva de la jornada, pero que permita a aquellos que no pudisteis asistir haceros una idea significativa de lo que allí se dijo:

¿Por qué hay que cambiar el paradigma educativo? Porque, según José Antonio Marina, educar es ayudar a los niños a descubrir posibilidades... y la educación actual no lo hace. Porque tenemos que entender que el talento es el resultado final del proceso educativo y no el principio. Porque el objetivo de la educación es conducir las potencialidades de los alumnos a buen puerto. De nada le sirve a un niño ser muy inteligente si no aprende a usar esa inteligencia en algo de provecho.

Hay que desterrar de nuestras escuelas el prejuicio "no sirvo para estudiar" (Jorge Ruiz @MalditaNerea). La escuela actual es incapaz de captar los talentos de los niños, porque al preocuparse tan solo de lo cognitivo "nadie está mirando", nadie está atento a las posibilidades creativas, a las habilidades no cognitivas de los alumnos. Y ese es un lujo que la sociedad actual no puede permitirse. De hecho, debemos tener siempre presente que el alumno (junto con el docente) es el recurso más interesante e importante que hay que activar para mejorar la educación (Luis Cacho @Luiscacho).
Jorge Luengo (@jorgeluengo)

Es evidente que existe una desconexión emocional de los alumnos con el sistema (Xavier Aragay @xaragay). Por este motivo, es fundamental permitir que los alumnos conecten con su pasión, con su elemento; es necesario que pierdan el miedo al fracaso: el éxito conduce a la repetición, el fracaso nos induce al cambio (Luis Cacho @Luiscacho). Si conseguimos que los alumnos encuentren aquello que les motiva, serán capaces de cualquier cosa (Jorge Luengo @jorgeluengo). Debemos dejar de hablar de aprender con "esfuerzo" (aprender no tiene porque suponer un sacrificio) y utilizar otras palabras como perseverancia o constancia (Jorge Ruiz @MalditaNerea).

Para conseguir todo esto, los docentes (los educadores en general) tenemos que ser conscientes de que no somos expertos en enseñar a los alumnos sino en que aprendan (José Antonio Marina). Debemos tener claro que el futuro de la educación es la colaboración (Richard Gerver @richardgerver), o en otras palabras, "una persona va muy rápido, pero un equipo llega más lejos." (Mondragon Team Academy). Compartir, emprender, emocionar, comunicar... son los verbos de la educación que viene.

Cambiar el paradigma educativo está en nuestras manos; hay más recursos para la educación, pero no es más dinero, sino que están dentro de las personas (Luis Cacho @Luiscacho). Si todos aportamos nuestro grano de arena, si todos empujamos en la misma dirección, una nueva educación es posible: ¡Muchas voces hacen sueños!

Como dijo Richard Gerver: "Tomorrow belongs to those who prepare for it..." El futuro pertenece a quien se prepara para él.
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¿Por qué cambiar la escuela?

lunes, 12 de octubre de 2015
Uno de los principales males de la escuela es su carácter ajeno a la vida de los alumnos.” Francesco Tonucci

Photo credit: DVIDSHUB / Foter / CC BY
El otro día, mientras estaba tuiteando desde mi smartphone, me dio por pensar que, curiosamente, a ese artilugio que estaba utilizando lo seguimos llamando “teléfono” (con algún adjetivo: móvil, inteligente...). Y eso que la función de telefonear ha pasado a ser casi residual. Lo utilizamos como reloj, como despertador, como reproductor multimedia, como cámara de fotos, como agenda, como calculadora, como consola de videojuegos, como mensajería instantánea... y, muy de vez en cuando, lo usamos para telefonear.

¡Cómo me gustaría que pasara algo parecido con la escuela! Ojalá la siguiéramos llamando escuela (con algún adjetivo: inclusiva, integradora...) pero sirviera para muchas más cosas que para estar sentado en un pupitre, escuchar a un profesor y aprobar exámenes.

Casi sin darnos cuenta, la escuela se ha convertido en una especie de fábrica para preparar exámenes, un lugar donde formar a los alumnos para que obtengan la mejor calificación posible sin importar demasiado si realmente aprenden o no. Y eso es una perversión muy retorcida de la función de esta institución, que es un lugar privilegiado para alcanzar un aprendizaje significativo y real.

La escuela debería ser un lugar donde los niños puedan vivir experiencias ricas, interesantes y emocionantes que les sirvan para ser mejores personas, para desarrollar al máximo sus talentos (sean cuales sean) y para poder participar de forma activa, responsable y crítica en la sociedad. En la escuela, además de competencias clave, conceptos y contenidos de matemáticas, ciencias, lengua, literatura, música... se deberían trabajar también habilidades no cognitivas como la perseverancia, la curiosidad, la meticulosidad, el optimismo y el autocontrol (Paul Tough). Así educaríamos a personas capaces de no tener miedo al fracaso, de no sentir vergüenza a equivocarse, de tolerar la frustración y dominar sus emociones, y de luchar sin descanso por conseguir sus metas.

Ir a la escuela debería ser un privilegio, no una obligación. Debería ser un lugar común para todos y no un lugar del que muchos (demasiados) quedan marginados. Los niños y jóvenes que no se adaptan al rígido sistema educativo actual quedan en fuera de la sociedad. ¿Es esto lo que esperamos de la escuela? ¿Cuál es la función de la educación escolar? Preparar a todos y todas para la vida, sin excluir a nadie: a los que no estudiarán más allá de la enseñanza obligatoria, a los que seguirán enseñanzas técnico-profesionales y a los que llegarán a la universidad; a los que tengan grandes dotes para el baile, para la música, para la poesía: ¡A todos sin excepción!

Es una triste realidad que, bajo la tiranía de PISA y las pruebas de evaluación externa, la educación se está estandarizando, cuando no hay nada más contrario a su naturaleza. Si todos somos únicos, distintos en talentos, en carácter, en actitud, en motivación, en intereses... ¿cómo podemos pretender educar a todos bajo los mismos parámetros estandarizados?

De hecho, la educación estandarizada viene a ser como la pesca con red, tiene alguna ventaja pero muchos inconvenientes. Con la red consigues una gran cantidad de peces, pero sin discriminar de qué especie ni de qué tamaño ni su nivel de desarrollo, y causas mucho daño al ecosistema marino al arrasar los fondos marinos y llevarse otras especies que no son objeto de pesca, como las tortugas. Educar así es como matar moscas a cañonazos: ¡Son tantas las consecuencias negativas para tantos!

La educación personalizada, en cambio, es como pescar con caña, tiene algún inconveniente pero muchas ventajas. Puedes elegir el tipo de caña adecuada para tipo de pez, utilizar el cebo adecuado para cada especie, devolver al mar a los peces pequeños para que sigan desarrollándose, conseguir no dañar el ecosistema. Educar así es dar a cada uno lo que le corresponde: ¡Son tantas las ventajas!

Tenemos que cambiar la escuela, para cambiar la educación, que cambiará a las personas que cambiarán el mundo.
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Abrazarnos para aprender: cooperar para superar retos

martes, 6 de octubre de 2015
"Todos somos ángeles de un solo ala; debemos abrazarnos si queremos volar." Roger y David Johnson, expertos en aprendizaje cooperativo.

                           Foto: Petrus1969, bajo licencia Creative Commons.
Las clases tradicionales, esas que todavía son mayoritarias en nuestros centros educativos, se basan en el control del docente. El docente, guiado por el todopoderoso currículo, dice a sus alumnos qué es lo más importante que deben saber y el porqué; y luego les evalúa.

En este sistema de enseñanza, los intereses, los gustos, las opiniones y la iniciativa de los alumnos quedan totalmente al margen; es más, esta forma de enseñar ahoga su curiosidad, su creatividad y su imaginación, cualidades que son fundamentales para una adquisición significativa del conocimiento.

Los contenidos curriculares son importantes, por supuesto que sí. Pero si estos contenidos son enseñados con el único propósito de aprobar un examen o destacar en una prueba de evaluación externa no tienen ningún tipo de incidencia real en los alumnos, más allá de obtener buenas calificaciones. Aprendidos así, estos contenidos tienen una permanencia fugaz en su mente sin apenas dejar ningún tipo de impronta... y eso no es APRENDIZAJE, como mucho es la constatación de que el alumno ha entendido perfectamente el funcionamiento real del sistema educativo imperante: aprobar a cualquier precio.

La cuestión de fondo es que en la escuela se pone todo el interés en dar soluciones estandarizadas a problemas prefabricados, cuando debería ponerse en la capacidad de plantear problemas e indagar sus posibles soluciones. Plantear retos y permitir que los resuelvan por sus propios medios es la clave para que los alumnos estén motivados y se esfuercen por aprender.

Sin duda, como mejor se conjuga el verbo educar es en primera persona del plural: NOSOTROS. Ese nosotros incluye el aprendizaje colaborativo entre iguales, pero también entre alumno y docente. Así todos los participantes de un proceso de enseñanza/aprendizaje deben trabajar en un mismo sentido, de manera abierta y creativa, aportando lo mejor de sí mismos de forma responsable y crítica.

Si se trabaja colaborativamente no solo se adquieren conocimientos sino que, al mismo tiempo, se desarrollan habilidades sociales que serán fundamentales para el futuro de los alumnos. No sabemos qué les depara el futuro, pero sí que la capacidad de trabajar en equipo será clave para su éxito en la vida laboral y personal.

Me parece una imagen maravillosa que tengamos que abrazarnos para completarnos, para volar juntos... si hubiera más abrazos en nuestras aulas, más emociones, habría menos conflictos y más aprendizaje.
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Alumnos: ¿aprendices natos o perezosos por naturaleza?

lunes, 28 de septiembre de 2015
"Los buenos profesores desempeñan cuatro funciones principales: motivan a sus alumnos, facilitan el aprendizaje, tienen expectativas con respecto a ellos y les capacitan para creer en sí mismos." Ken Robinson: Escuelas creativas.
Photo credit: Ewa Rozkosz / Foter / CC BY-SA

¿Cómo crees que son tus alumnos: aprendices natos o perezosos por naturaleza? Piensa bien la respuesta a esta cuestión pues de ella depende la metodología educativa que aplicas (o deberías aplicar) en tus clases.

Si crees que tus alumnos son congénitamente holgazanes, tu forma de dar clase estará encaminada a obligar a los alumnos a aprender, les facilitarás el contenido que tienen que hacer suyo, les darás lecciones, les aplicarás la disciplina necesaria para contrarrestar su pereza..., en definitiva, les forzarás a aprender.

En cambio, si crees que tus alumnos son irrefrenablemente curiosos, tu manera de dar clase consistirá en plantearles retos, en posibilitar que exploren, descubran y creen conocimiento. Les invitarás a expresar sus intereses y les guiarás para saciar su capacidad innata de aprendizaje..., es decir, les retarás a aprender.

También puede suceder que aunque creas que tus alumnos son curiosos, te sientes en la obligación de cumplir con un currículo que parece estar pensado para su sufrimiento, con contenidos a los que no les encuentran sentido alguno ni de los que aprecian que tengan incidencia real en su vida cotidiana. No te dejes vencer por la tentación de caer en el conformismo. Se pueden enseñar contenidos curriculares aprovechando la curiosidad de los alumnos y obtener a su vez excelentes resultados en el aprendizaje. Tienes que buscar la manera de conectar esos contenidos con los intereses de los alumnos (¡se puede!) o entender el currículo como algo flexible y prescindir de los contenidos que no se corresponden con la realidad de los alumnos.

Mi consejo para cualquier educador es: ¡no te rindas nunca! Rendirte ante un alumno con dificultades es negar la esencia misma de la educación, es renunciar a los fundamentos de la enseñanza. Es obligación de todo docente establecer una relación empática, un vínculo intenso, con cada uno de sus alumnos. Debes conocer cuáles son sus virtudes y sus limitaciones, debes saber cuáles son sus intereses, sus sueños y sus fobias..., en otras palabras, todo educador debe saber qué esperan sus alumnos de ellos mismos y debe tener claro que espera él de ellos.

Educar es DESCUBRIR no imponer... ya he dicho en más de una ocasión que la educación que motiva a los alumnos es la que les ayuda a provocar cambios. Es por ello que las funciones que desempeñan los buenos profesores son las cuatro que enumera Ken Robinson en la cita que encabeza este post.

P.D.: Si un docente fuera un superhéroe, sus superpoderes serían: ESCUCHAR, DIALOGAR, PROPONER y COMPARTIR.
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