Los educadores no somos porteros de discoteca

martes, 10 de junio de 2014
Hoy, como siempre, la viñeta que publica El Roto en el diario El País (10 de junio de 2014) me ha hecho pensar en la gran capacidad de análisis que tiene este genial ilustrador. En la viñeta se ve a un señor bien trajeado sentado en un sillón que dice: "Renovación sí, pero siempre que sea de lo mismo.

Lo que El Roto quiere transmitir a nivel de política general, creo que es totalmente válido en el ámbito educativo. Al margen de encuestas y declaraciones grandilocuentes... ¿Cuántos miembros de la comunidad educativa quieren un cambio real de paradigma? Unos por mantener el estatus, otros por no complicarse la vida, otros por desidia o desencanto... me temo que el porcentaje de miembros de la comunidad educativa que están por un cambio real y radical de la manera de enseñar en nuestras escuelas son (somos) una inmensa minoría.

En mi opinión, no podemos permitirnos "más de lo mismo". Los actuales sistemas educativos tienen la perversión de convertir a los docentes en una especie de "porteros de discoteca" que deciden quién puede entrar y quién no, en función de criterios muy discutibles. Los actuales sistemas de evaluación obligan a los docentes a etiquetar a los alumnos de manera rígida valorando aspectos memorísticos y de recitación de contenidos... por mucho que se quieran evaluar competencias todavía evaluamos principalmente conceptos.

Aplicamos modelos estandarizados para evaluar a nuestros alumnos sin tener en cuenta ni sus talentos ni sus capacidades personales. Castigamos el error, marcándolo como fracaso y no como oportunidad de acercarse al éxito. Creemos que es justo exigir a todos lo mismo... pero eso no es la verdadera educación.

La educación, como las llaves, puede abrir o cerrar puertas... y las puertas, como la educación, sirven para entrar o salir de un lugar.

Nuestra obligación como educadores es la de abrir puertas, la de ofrecer oportunidades, la de mostrar caminos, la de orientar hacia nuevos horizontes. Nuestra función como educadores nunca, jamás, debería de ser la de cerrar puertas.

Innovación y creatividad son los motores para el cambio educativo, pero ¡qué pereza que les da a algunos!

9 comentarios:

  1. Como siempre, genial tu post. A veces no es pereza, sino cansancio... Parecemos Quijotes luchando contra molinos de viento (sistema educativo, ministros, supervisores y para abajo).
    ¿Qué podemos hacer cuando nos encontramos solos en la lucha o aislados?
    Para pensar, también...

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    1. En primer lugar: muchas gracias, Mónica. Si pudiera responder a tu pregunta daría con piedra filosofal... solo sé que, desde mi punto de vista, un buen educador nunca debe dejarse vencer por el desánimo, ni dejar de ser Quijote.

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  2. Aunque desde los más variados sectores traten de convencernos que nuestra misión es replicar modelos, estandarizar individuos no creo que debamos permitirlo. Podremos estar agotados de "luchar contra los elementos" pero no podemos permitirnos el lujo de abandonar precisamente en el momento en que nos encontramos; ¡¡¡¡nos estamos jugando mucho!!!!.
    Da igual que nos llamen Qujotes... acabo de recordar la canción... "no me llames iluso porque tengo una ilusión"...
    Siento que tenemos la obligación, la necesidad de seguir teniendo la ilusión intacta y no olvidar nunca que "la educación es un arma cargada de futuro".
    Abrazos, Salvador.

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  3. Como siempre un post genial. Yo me uno a tu inmensa minoría en la esperanza de que un día la proporción cambie. Una esperanza: cada vez somos más los docentes que estamos en esta batalla y ganaremos la guerra si no por número, si por ilusión y empuje. Gracias

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    1. Coincido en que cada vez son más las voces que piden un cambio en la educación... sin duda, el entusiasmo juega a favor del cambio.

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  4. Hola Salvador, he leído tu post y me ha gustado bastante. Quería darte mi opinión desde mi posición de madre, creo que somos otra parte importante de ese "abrir puertas" aunque por desgracia a demasiados profesionales también les cueste tenernos en cuenta, como si hacerlo fuera a suponer dejar su altillo. A mi hijo le han intentado cerrar las puertas de la educación, de una educación inclusiva, a la que tiene derecho, pero claro supone más esfuerzo para el docente, o eso se supone, mi hijo tiene TEA. Eso si, ese docente, no deja de vestir su camiseta verde con el lema "educación pública de tod@s para tod@s" yo aňadiria "siempre que no me tenga que esforzar". Le ponen una adaptación curricular significativa para respaldar su escaso esfuerzo y nula implicación, siempre porque mi hijo no puede, según ellos. Resultado: dos cursos perdidos, en un niňo que, como yo si creo en él, si me implico y me esfuerzo, ha empezado a leer y escribir en dos meses, en casa, porque en el colegio, a pesar de ser un centro preferente para alumnado con TEA, ni lo han intentado. Sólo hacía falta enseňarle, cómo al resto, bueno no, con menos esfuerzo finalmente, ¿o todos los niň@s aprenden tan rápido? Esto es sólo un ejemplo de las vueltas de llave que le han dado a esa puerta que le han intentado cerrar. Ahora nos toca deshacer cada vuelta y tirar la llave al río, porque la exclusión y segregación escolar es la antesala a la social y nadie quiere eso para su hij@, el mío no es menos. Es vergonzoso e indignante que alguien anteponga su desidia, comodidad o incluso cansancio, al derecho de un niňo a su educación en igualdad de condiciones, el problema, demasiados docentes sin vocación, tan peligrosos en las aulas como un carnicero en un quirófano. Gracias por el post y por permitir comentarios.

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    1. Gracias a ti por compartir tu experiencia. Creo sinceramente que has tenido muy mala suerte con encontrarte con unos docentes así. Afortunadamente hay grandes profesionales en la docencia que creen en la educación inclusiva. De hecho, desde mi punto de vista, si la educación no es inclusiva, no es educación.

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  5. Genial, me encanta leerte porque es como si yo lo dijera pero muy documentado y muy razonado, a mí me faltan palabras para expresar sentimientos vividos. Estoy totalmente de acuerdo, por muy malos tiempos que corran el alumnado se merece nuestro aprecio, nuestro estudio, nuestra innovación, nuestro estar al día... Gracias Salvador por compartir tus ideas.

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  6. Hola!
    Somos muchos los que no solo vemos una necesidad de cambio sino que la sentimos. Cada día que entro en el aula me encuentro con esos rostros, alumnos que esperan que les lleve de la mano, una mano flácida y que nada claro tiene a donde va.
    Los centros escolares deberían poder auto-crearse, ser ellos mismos. El centro es un lugar vivo a pesar que, por fuera, sea todo ladrillo y frialdad. Dentro hay seres humanos que deben reflexionar, ver, oir, modelar, interactuar y ser.

    El cambio se puede hacer. Lo hacemos a diario. Debemos torear todo aquello que se nos pone por delante y hacer lo que nos llena, de verdad.
    Un saludo.
    Jorge.
    @buch_jb

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