No. Primero porque, desgraciadamente, la crisis y sus consecuencias nos acompañarán durante muchos años por mucho que digan los políticos de turno y sus intereses electorales.
Y en segundo lugar porque, por definición, la educación siempre está en crisis y ahí reside su grandeza. Siempre son tiempos de crisis para la educación, pero no en sentido económico, ni negativo.
La educación siempre está en crisis porque es un proceso sin fin, un proceso que jamás puede culminar pues cuanto uno más se acerca a un objetivo, aparece otro más allá y así sucesivamente hasta el infinito. La educación de una persona es un proceso permanente que dura toda la vida... jamás se puede dejar de aprender. Nunca es tarde para aprender algo nuevo, siempre se puede seguir otro camino y llegar a un nuevo destino. Para muestra está mujer de 92 años que acaba de graduarse en educación primaria.
La crisis es el estado natural de la educación porque los cambios en la sociedad son cada vez más rápidos y los sistemas educativos actuales (inflexibles y obsoletos) no tienen capacidad para adaptarse a ellos.
Pero para que cumpla con su cometido, si la educación está en un túnel, lo importante es que siempre veamos luz al final del mismo. Esa luz debe ser la que emana de nuestros niños y jóvenes, la que nos guíe para cubrir sus necesidades, siempre cambiantes, como personas y como miembros de la sociedad.
Todos los docentes y educadores perseguimos esa luz, unos con más fortuna que otros. Unos vamos hacia ella poco a poco con el paso cansino del desánimo, otros, en cambio, nos dirigimos hacia ella a toda velocidad empujados por la fuerza de la innovación constante y la búsqueda de nuevos retos.
Ningún docente puede permitirse entrar en el túnel de la educación, sin ver una luz al final del mismo... no podría cumplir con su labor.
Totalmente de acuerdo, Salvador. Me parece interesante la idea de que en el mundo educativo vivimos una crisis permanente, entendida como la existencia de constantes retos y nuevos límites que afrontar y superar. Además, como señalas, la importancia de la educación permanente es cada vez mayor. Esto lo sabemos bien en los centros de adultos, donde a diario recibimos nuevos perfiles que deben complementar, reiniciar o finalizar su formación para incrementar sus opciones de ocupabilidad. Ah, y tranquilo... Creo que te queda blog para rato! ;)
ResponderEliminarUn saludo!
Gracias Ramon!! A diferencia de la económica, esta crisis de la que hablo sí que genera oportunidades... a cualquier edad.
ResponderEliminar¡¡Gracias Salvador!! Estoy de acuerdo contigo, aunque la educación cambia a tal velocidad que es difícil de adaptar la educación a tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que la escolarización de los alumnos está regida por un tripartido que nunca o casi nunca trabajan juntos.
ResponderEliminarMe explico. Los alumnos, los docentes y los padres. Los dos primeros trabajan juntos pero falta la participación de la tercera parte y cuando digo participación, no es preocuparse por las notas o venir a pasar un momento con el tutor de su hijo una vez cada tres meses más o menos. Los padres deben de ser más implicados en la enseñanza de sus hijos, allí se podrá ver la luz con más claridad.
En mi caso, cada vez que trabajo con un niño en pérdida de velocidad o en fracaso escolar, me encuentro un cuadro familiar casi siempre igual.
1. Falta de comunicación.
2. Aislamiento de los individuos con las pantallas.
3. No participación en juegos colectivos (Monopoly) en casa.
La mayor parte de los padres no saben cómo estudian sus hijos y nos saben tampoco lo que tienen que estudiar.
El día que entenderemos que hay un diferencia entre
EDUCACION & ENSEÑANZA y quién hace qué? Veremos aún mejor la luz del final del túnel.
“Y no entro en la gestión política de la Enseñanza”.
La colaboración y coordinación entre docentes y familia es fundamental para que los niños aprendan y se eduquen adecuadamente.
Eliminar¡¡¡Gracias por tus aportes!!!
Entiendo el recurso literario y retórico del título y del inicio del artículo para llevarnos hasta el punto central de tu opinión, la crisis y la educación. Estoy bastante cansado de este discurso de que se está desmantelando el estado del bienestar, la sanidad pública, la educación… Crisis también tiene el significado de cambio y éste, como tal, puede ser positivo. Aprender a (mal)gastar menos, a administrar mejor, a adecuar nuestra vida a nuestros recursos y no a nuestros sueños (que los sueños, sueños son), a ser feliz con menos cosas…
ResponderEliminarEn este sentido entiendo que puedas considerar que la educación está “en crisis”. Es cierto, todo cambia y parece que estos últimos años a una velocidad sorprendente, pero esta situación no es estar en un túnel, es la realidad de cualquier persona de nuestra sociedad desarrollada, dónde la tecnología y el ocio dominan buena parte de nuestro tiempo. Esta realidad, repito, no es ningún túnel del que se haya que salir. Un buen docente, un buen (o buena) maestro (maestra) depende un 99% de su capacidad, talento, vocación y actitud, como dice Victor Küppers (http://www.kuppers.com), de todas estas cualidades la más importante es la actitud perqué las otras suman, pero la actitud ¡multiplica! Y si es así, ¿qué más da que el entorno cambie?
Con la metáfora del túnel quería significar lo que creo debe ser una característica básica para cualquier docente: el entusiasmo o lo que tu llamas actitud.
EliminarEntusiasmo que se necesita para luchar cada día por educar mejor en ese mundo mutante. Gracias por el comentario David.
La educación siempre estará en crisis, porque como se define este vocablo en el diccionario, "la crisis es una situación difícil o tensa" que requiere de un cambio.
ResponderEliminarDurante varios siglos, los cambios económicos y culturales devenidos, han sido los responsables de la manera como la educación ha adoptado diferentes enfoques para afrontarlos: escuela tradicional, activa, los modelos constructivistas, entre otros. Y todavía, en los tiempos actuales, seguimos buscando y desarrollando modelos educativos que se adapten a los cambios que se siguen suscitando en estos tiempos de desarrollo tecnológico.
Quienes estamos interesados en aportar algo (activar nuestra actitud) para poder ver la luz al final del túnel, tenemos el compromiso de asumir la educación como un proceso de desarrollo y potenciación de todas las dimensiones del ser humano; la académica, la ética, la social, la afectiva, la cultural, la tecnológica, la psicológica, entre otras. Siempre estaremos en la búsqueda constante del mejoramiento.
Gracias por el aporte Rina. Estar siempre "en la búsqueda constante del mejoramiento" debería ser el estado natural de cualquier educador.
EliminarHola Salvador, quisiera comunicarle que me entusiasma conocer a personas tan optimistas en tiempos tan difíciles, y que su postura me parece esperanzadora para los que queremos reinventar la educación y darle un nuevo sabor a la enseñanza.
ResponderEliminarPese a ello, he de admitir que me resulta extremadamente complicado poder ver esa luz al final del túnel de la que usted hace referencia en el texto. Considero que la educación sufre, a día de hoy, una enorme falta de identidad.
La actual crisis mundial, en la que, como todos sabemos, la educación se está viendo afectada, se compone de ciertas peculiaridades que auguran tiempos, cuanto menos, tenebrosos.
Desde que el hombre se conoce como tal, la educación ha tenido como principales objetivos la integración del individuo en una sociedad para que este pueda hacer algo valioso en ella, y la formación íntegra del ser humano en todos sus aspectos, bajo códigos morales compatibles con valores como el respeto, la igualdad, la solidaridad o la tolerancia.
La llegada de teorías como la postmodernidad, el neoliberlismo, y demás corrientes imperantes en la actualidad han traído consigo lo que se conoce como el pensamiento único. Las personas, que también podríamos denominar como masas de consumidores, se están viendo sumergidas en un proceso de homogenización. Es decir, todos avanzamos hacia el mismo propósito, mediante los mismos métodos y bajo el lema "cueste lo que cueste". Todos tenemos que comprar, gastar, consumir, tener un trabajo estable, ver el fútbol, conseguir una pareja, dominar tres idiomas, un graduado universitario, el carnet de conducir, etc,... para llegar a tener un estilo de vida idealizado, que nos haga "normales".
Estamos ensimismados en nosotros, en nuestro propio beneficio, y puede que no sea culpa nuestra, debido a que es algo que se nos ha incrustado en la cabeza, como si de un acto divino se tratase.
Este encarcelamiento de nosotros mismos, nos lleva en numerosas ocasiones a desempatizar con el dolor ajeno y a concebir como cotidianos actos verdaderamente escalofriantes como lo pueden ser deshaucios, catástrofes medioambientales, guerras preventivas, etcétera.
"Así es la vida", nos dicen los de arriba y de tanto escucharlo se interioriza la mentira.
Pero para mí, lo peor no esta en todo lo comentado anteriormente, sino en como la educación perpetúa este sistema individualista y favorece a aquel que sigue la pautas preestablecidas, mientras que despoja para quedarse con las migajas a aquel que no.
Para mí, la cuestión a plantearse sería: ¿Cómo puede salir la educación de esta crisis, si es la que le proporciona sentido e identidad en la sociedad actual?