Desconozco
el motivo, pero en muchas ocasiones tratamos la educación como si fuera una
competición deportiva: hablamos de carrera universitaria, de ser el primero de
la clase o de la promoción, hacemos rankings de centros educativos,
universidades e incluso de países según los resultados obtenidos en PISA,
PIRLS, TIMSS..., fijamos metas y objetivos educativos que hay que alcanzar,
hablamos de cultura del esfuerzo del estudiante como si este tuviera que
dedicar horas y horas al estudio como los deportistas al entreno... (y, además,
los legisladores educativos, aunque siempre están en fuera de juego, no paran
de meternos goles).
Para
muchos educar es un deporte, pero creo que esta comparación es producto de una
idea equivocada de la educación como medición o cuantificación numérica del aprendizaje, como si esta fuera una meta que una vez alcanzada ya se ha logrado el objetivo. Y nada más lejos de la realidad: la educación tiene principio pero no tiene fin, educar es un proceso inacabable, continuo y, la mayoría de las veces, difícilmente cuantificable en lo referente a su consecución.
Es sabido que, desafortunadamente, en el deporte de alta competición todo vale para ser el mejor: doping, trampas,
engaños... Tengo la certeza de que una educación basada en rankings puede conducir a algo
parecido a eso y la enseñanza en la escuela pueda acabar siendo exclusivamente "teaching to the text". Pero nuestros estudiantes no son deportistas de
élite, no deberían sentir la presión de obtener los mejores resultados en
forma de nota, deberían aprender para todos los aspectos su vida, para ser mejores personas, para ser mejores ciudadanos...
Aunque la educación no es un deporte, sí que existen algunos paralelismos interesantes entre ambos que me gustaría comentar. El primero es que siempre
he pensado que existe una evidente similitud entre un docente y un saltador de
altura. Aún venciendo a sus rivales, el saltador de altura acaba la competición
cuando no consigue franquear el listón a una determinada altura, es decir, de
alguna forma siempre acaba derrotado aún venciendo en la competición. La misma sensación tienen los docentes, pues por muy bien que vaya un curso siempre les queda la sensación de poder haber hecho un poco más, un poco mejor.
El segundo paralelismo que me gustaría comentar es este: imaginemos
un atleta con unas condiciones innatas para ser un gran corredor de maratón
(bajas pulsaciones, poca masa de grasa corporal...), si queremos convertirlo en un velocista, nuestro propósito será un fracaso
seguro hagamos lo que hagamos. Pues lo mismo sucede en las aulas. Es fundamental potenciar los talentos individuales, personalizar la educación y ahora tenemos las herramientas idóneas para que ello sea posible: tablets, ordenadores, internet...
Para finalizar, también me gusta el símil del docente como entrenador. Un entrenador ayuda a su atleta, le da pautas y estrategias a seguir... pero es el deportista quien se enfrenta solo a la competición. Así el docente prepara, guía, orienta... pero es el alumno quien debe enfrentarse por sí solo a la vida.
Lo que tengo muy claro es que si la educación fuera un deporte no sería individual sino de equipo y que educar no es participar en una
competición para conseguir llegar a lo más alto del podio... el objetivo de la
educación es que todos los alumnos ganen.
Como siempre excelente!!! Valioso para compartir y aprender! Saludos!:)
ResponderEliminarComo siempre gracias Cristina. Es un placer y un honor compartir con educación con gente que, aunque geográficamente está lejos, educativamente está tan cerca.
EliminarMuy interesante, Felicitaciones. Ahora la pregunta seria, Quien o Quienes convirtieron la educación en Deporte y desde cuando? Y por ultimo por que muchos profesores actúan como entrenadores, Jueces, Árbitros?.
ResponderEliminarHecper
Colombia
En mi opinión, durante muchos años se tuvo esta idea de la educación, que estaba muy relacionada con el mundo militar. De ahí provienen esa visión relaionada con el deporte y, por ello, hay aún demasiados profesores que actúan de forma autoritaria, tal y como describe. Saludos
EliminarOtro pararalelismo que siempre uso con mis alumnos es que el cerebro es como los músculos... sino los entrenamos, difícilmente podamos cumplir una meta. Sin entrenamiento no podemos correr 3km seguidos... sin ejercitarnos, sin sentarnos a estudiar, difícil logremos la concentración necesaria para aprender... En mi caso, matemática, aunque no nos guste, debe haber muchas horas de silla atrás...
ResponderEliminarMe encantó tu blog y tus analogías me parecieron fantásticas. Me sentí identificada, porque muchas veces a mis alumnos les tengo que hablar en términos deportivos... más bien futboleros... viste como somos en Argentina!
Saludos!!
Efectivamente hay que "entrenar" el cerebro constantemente. Es necesario para aprender en todo momento y estar atentos a los cambios del mundo que nos rodea.
ResponderEliminar¡Qué gran estrategia! Utilizar el lenguaje del deporte es una excelente manera de conectar y motivar a los alumnos. En mi ciudad, Barcelona, es hablar de Mesi y todos los niños prestan atención. :-) Saludos
Se puede decir más alto pero no más claro, unas palabras tremendamente ciertas que deberían hacer reflexionar a los que siguen empeñados en hacer de la educación un deporte. Gracias por compartirlas.
ResponderEliminarMuchísimas gracias a ti por leer el blog y comentarlo.
Eliminar¡Interesante reflexión Salvador! ¿Por qué aplicamos a la educación los valores negativos del deporte (competitividad, resultadismo, individualismo) y no aquellos por los cuales muchos hemos practicado y seguimos haciéndolo distintas disciplinas deportivas(diversión, compañerismo, colaboración)? ¡Un placer leerte!
ResponderEliminarGracias Ramon. Estoy convencido la fuerza del deporte para transmiatir valores educactivos... la lástima es que también nos bombardean con contravalores relacionados con el deporte, sobre todo cuando es considerado como negocio/espectáculo. Saludos
EliminarMe ha gustado mucho; refleja una realidad muy frecuente entre los docentes. Lo enlazo desde mi blog. Saludos!
ResponderEliminarorientacascales.wordpress.com
¡Excelente reflexión una vez más! Toda ella me incita a pensar en el camino que está tomando la sociedad de hoy en día. Cada día somos más individualistas y competitivos. Muestra de ello es la nueva ley; ¡que a la Educación Primaria han llegado las matrículas honoríficas!
ResponderEliminarPor otra parte, al profesorado se le pide que prepare a los niños y niñas para la sociedad, pero a su vez, también se busca la mejora de esta.
En la escuela de hoy en día se está olvidando la enseñanza de las habilidades sociales y de los valores democráticos, que nos harían evolucionar como seres sociales que somos.
Llevar al aula propuestas cooperativas para trabajar contenidos, mejorarían tanto habilidades sociales y comunicativas como el aprendizaje significativo, y así lo demuestran numerosas investigaciones.
Gracias Modesto. Efectivamente el trabajo cooperativo me parece un elemento básico de la educación actual. Creo que la suma de las inteligencias y los talentos nos favorecen individual y colectivamente.
EliminarFantástico
ResponderEliminarDe "mayor" quiero ser como tu. Me ha encantado la comparación y seguro que a muchos de mis "amigos" de facebook también les va a gustar. Brillante comparación. Lo peo es que es cierto que nos tomamos la educación como una carrera. Cerca de mi casa hay un colegio en el que he visto a los padres competir por la cantidad de sobresalientes de sus hijos. Qué pena!
ResponderEliminarEstimado Salva:
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con lo que planteas en esencia pero para nada de acuerdo con compararlo con el deporte. Quizá el símil sea más adecuado con la competición de alto nivel. El mundo de la educación tiene muchísimo que aprender del mundo del deporte amateur. Los valores que se mueven de forma natural o en entornos sanos del mismo destacan frente a una educación claramente enfocada a las metas por muy absurdas que sean.
En educación se habla de coaching, de flipped classrom, de aprendizaje colaborativo... son cosas que llevan inmersas en el deporte mucho tiempo. En el mismo la cultura del esfuerzo tiene sentido y los esfuerzos individuales aportan a un todo colectivo. Todo esto ocurre siempre y cuando no se contamine con la absurda capacidad humana de arrojar absurdo sobre todo lo que toca, pero yo he entrenado muchos años como deportista y como entrenador y atribuyo mucho porcentaje de mi éxito como docente a ese aprendizaje.
Por lo demás, totalmente de acuerdo con la competitividad del entorno educativo.