“Los
buenos profesores, aunque tuvieran sus rarezas, como arrojar tizas voladoras
contra los cráneos más gamberros, conseguían que los chavales los adoraran.
¿Por qué? Porque ni las moscas se aburrían en sus clases y porque amaban su
vocación.” Olga
Merino: Carcoma en las aulas. El Periódico, 27 de octubre de 2013
No corren
buenos tiempos para los docentes. Las circunstancias sociales, laborales,
políticas... están en su contra. Son desprestigiados por los gobernantes de
turno por estar en contra de ciertas políticas que los docentes entienden que
son contrarias a la esencia misma de la educación, sufren un recorte muy
significativo de los recursos de los que disponían hasta hace poco y se les
exigen mejores resultados, sufren una enorme pérdida de reconocimiento social
(especialmente ante las familias) y, en general, sufren la desconsideración más
absoluta por su labor.
Se
culpabiliza a los docentes de los malos resultados en los informes de
evaluación diagnóstica internacionales, del abandono y el fracaso escolar, de
los déficits de comprensión lectora y de expresión oral y escrita, se les culpa
hasta de los altos índices de paro... cuando, como he dicho en otras ocasiones,
el fracaso es de la sociedad en su conjunto.
La culpa
es de una sociedad enferma, afectada por una enorme crisis de valores, una
sociedad donde se prioriza el éxito vacío ante el reconocimiento al trabajo
bien hecho, donde innovar está mal visto, una sociedad donde el mangoneo (aprovechar
una situación privilegiada para hacer pingües negocios o enriquecerse sin
esfuerzo alguno) es considerado como un” logro social” y no como un acto
delictivo. Estos son los valores que nuestra sociedad transmite a sus futuros
ciudadanos adultos.
Pero a
pesar de ello, dejadme gritarlo bien alto: ¡QUIEN TIENE UN BUEN PROFESOR, TIENE
UN TESORO!
Debería
reconocerse el papel de los docentes en la construcción de una sociedad mejor,
debería concedérseles la importancia que merecen las personas que educan y
enseñan a las personas y a los ciudadanos del futuro. Aún en las circunstancias más adversas, los
docentes siempre están ahí, dando todo su apoyo a los niños y jóvenes, trabajando
muchas más horas de las que son preceptivas y preocupándose de sus alumnos
hasta en las circunstancias más especiales. Los docentes están siempre ahí,
luchando cada día por dar a cada uno de sus alumnos la esperanza por un futuro
ilusionante: ¡GRACIAS!
Comparto ese grito tuyo que yo he dado muchas veces en mi ámbito, la mal vista universidad, que produce profesionales apetecidos por Alemania, Inglaterra, y demás. Comparto contigo el valor que le otorgas al docente, al maestro, a la maestra humilde que describiste en tu blog, a la poesía y magia que solo es posible entre humanos. Las TIC son una poderosa herramienta, la educación debe cambiar, pero el humano es y será imprescindible a menos que queramos una sociedad deshumanizada,
ResponderEliminarGracias Nelson. Las TIC son una poderosa herramienta en manos de las personas que deben cambiar el mundo.
EliminarHoy la palabra GRACIAS se queda corta para reconocer tu manifiesto de reconocimiento para una de las vocaciones, que no profesión, más hermosa que tiene la sociedad: la de educador o maestro, aunque no logro separarlas ni creo que pueda hacerlo nunca. Sinceramente, y espero no ser muy presuntuoso o utópico por mi parte (algunos nos llamarían frikys...), los MAESTROS ESTAMOS DANDO LA VIDA POR NUESTROS ALUMNOS. Me da igual, de verdad, si no reconocen lo que hago, aunque me duela, pero no cejaré en el intento, como muchos de nosotros que vivimos con pasión nuestra vocación docente y educativa, que doy lo mejor de mí para enseñar y educar en la felicidad a mis alumnos. Cada día descubro que soy para ellos, que soy feliz entre ellos, que camino con ellos, que sufro con ellos, que me río con ellos, que "sueño" con ellos... Y como yo, somos cientos... ¡miles! los profesores que sentimos esto. ¿Que no nos lo reconocen? Ufff, tengo mis dudas. Lo que ocurre es que esta sociedad es muy dada a echar balones fuera y a no reconocer el mucho bien que se hace en las aulas. Gracias Salvador, porque tu GRITO cobra un especial valor en el día de hoy. Pero los primeros que tenemos que convencernos de que lo estamos haciendo bien, o ¿muy bien?... somos los mismos profesores. ¿Habrá palabra más hermosa que la de maestro? ¿Quién tiene la suerte como nosotros de encontrarnos cada día con cientos de ojos que esperan nuestras palabras, nuestro ánimo, nuestras respuestas...? ¿Cómo dejar pasar la increíble suerte de vivir con pasión cada minuto de nuestra entrega? Lo siento, pero somos cada vez más los maestros que nos sentimos MAESTROS con mayúsculas los 24/365. Somos educadores a tiempo completo y tu reflexión así queda impresa en los corazones de todos los que nos sentimos apasionados con ENSEÑAR a los ciudadanos del futuro. Como siempre, ¡gracias! por seguir motivando y multiplicando nuestro anhelo de mejora y de entrega a los chavales. ¡Eres grande!
ResponderEliminarNo tengo palabras... gracias Agustín.
ResponderEliminarSoy profe de niños de P-4. Muchas gracias por el reconocimiento a nuestra labor!!!
ResponderEliminarReconocimiento más que merecido. Saludos
EliminarSaludos de un profesor sueco!
ResponderEliminarGracias por tan hermosa entrada. ! Cuanta razón !
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