Sin duda, la garganta es uno de los puntos débiles de cualquier profesor. Los problemas de voz están muy extendidos entre los docentes debido a la cantidad de horas que se pasan hablando: el profesor quiere ser escuchado, necesita ser escuchado.
En demasiadas ocasiones los profesores deben forzar la voz para hacerse oír en un aula inquieta o hablan y hablan sin descanso para transmitir datos, fechas, conceptos y más datos a los alumnos, que los escuchan y los reciben con desgana.
Los docentes hablan mucho a sus alumnos... pero, ¿cuánto tiempo dedican a hablar con ellos?
Hablar es articular, proferir palabras para darse a entender. Conversar supone bidireccionalidad: se quiere ser escuchado pero también se quiere escuchar al otro.
En la escuela del siglo XXI, el profesor debe ceder la palabra a sus alumnos. Debe romper con la creencia injustificada de que se aprende en silencio y debe permitir a los alumnos que hablen con él y entre ellos.
Conversar es compartir y compartir es construir el aprendizaje. Una construcción donde el alumno es partícipe con su propia voz, donde es escuchado y valorado… donde se le tiene en cuenta.
Conversar mejora la convivencia en el aula, facilita la empatía. Cuando tenemos en cuenta la opinión de los alumnos es mucho más fácil ponerse en su lugar y lograr estrategias didácticas que faciliten el aprendizaje. El intercambio de opiniones, de puntos de vista, permite una mejor educación emocional y la transmisión de valores.
A muchos no les va a resultar fácil, pero ya es hora de que los profesores hablen menos y escuchen más.
Hace tiempo me dijo un maestro que yo hablaba demasiado con la chiquillería. Y que además les dejaba hablar más de la cuenta.
ResponderEliminarNo tengo nada más que añadir.
Espero que no le hicieras el más mínimo caso. Sin palabras.
EliminarMe siento muy identificada contigo, Lola.
EliminarHace unos años la Jefa de estudios me llamó para hablar conmigo sobre las quejas que había recibido por parte de algunos compañeros: al parecer, yo "hablaba mucho con los niños y pasaba demasiado tiempo con ellos".
Si "castigas" a los niños sin recreo y te quedas en clase con ellos viendo como copian mil veces "no charlaré más en clase", está bien; si te quedas comentando las noticias del día, está mal. Lamentable.
Siempre he pensado que es importante impartir conocimientos pero haciendo participe a los alumnos y alumnas. Está claro que una clase donde se tienen a los alumnos/as como mero receptores de su aprendizaje aboga al fracaso. Me gusta que mis alumnos y alumnas sean activos en sus aprendizajes y aprendan por descubrimiento, eso sí siempre guiados por mi. Es importante experimentar y compartir lo que nos pueden aportar.
EliminarLamentable Verónica. El docente debe implicarse siempre, los alumnos se percatan de actitudes poco profesionales.
EliminarMiguel Angel tú eres el guía de tus alumnos, claro que sí... pero ellos ellos deben construir su aprendizaje para ser cada vez más autónomos.
Enseñar es conversar.
ResponderEliminarInvestigar es conversar.
Aprender es conversar.
Reflexionar es conversar.
Conversar es el mejor entrenamiento que puede tener el ser humano.(Palabras de Carlos Gallego Lázaro)
Bonitas palabras y muy ciertas!!! Gracias Ángeles!!!!
EliminarUn buen consejo en el inicio de curso: Conversar, escuchar, compartir, empatizar. Poderosas herramientas pedagógicas para Acompañar el proceso de aprendizaje de las personas de todas las edades. Risa Rodriguez Gascons, pedagoga.
ResponderEliminarRosa, me encanta el "lapsus" que has tenido con tu nombre ;-)))) (Risa transmite mucha positividad!)
ResponderEliminarLa empatía es fundamental para llegar a los alumnos y, por tanto, básica para su aprendizaje.
Las aulas deben tener descontaminación y aromatización de ambientes para garantizar una buena comunicación. Un aire limpio y fresco mejora la concentración y el bienestar de los estudiantes, facilitando un entorno de aprendizaje más efectivo y saludable.
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