Cada
vez que me enfrento a una página en blanco, justo antes de escribir
un post, me pregunto: ¿Sirve de algo escribir un blog educativo como
este? ¿Merece la pena dedicarle tanto tiempo y tanto esfuerzo?
Para
los demás, no lo sé; pero para mí escribir este blog tiene una
función terapéutica, que me permite no tener que visitar al
psicoanalista una vez al mes, y, también, me da la posibilidad de
participar de forma activa, de aportar mi granito de arena, en lo que
creo que es un deber inexcusable de los que nos dedicamos a esto:
intentar ofrecer una educación mejor, para conseguir una sociedad
mejor.
Esto
viene al caso porque el propósito que me marque con este blog es reflexionar sobre
la educación en tiempos de crisis. Y, en estos tiempos, la crisis es
cada vez más importante... y me refiero a la crisis de valores, pues
la económica es consecuencia de la falta de principios éticos que
promueven políticas sociales cada vez más injustas.
Vivimos
en una época donde se están pervirtiendo los valores educativos,
vivimos tiempos de antieducación.
Me
explico... Del mismo modo que el universo está formado por materia y
antimateria, la sociedad también está compuesta por valores
educativos y valores antieducativos. Su contraposición produce el
progreso de la sociedad... hacia adelante (hacia mejor) si prevalecen
los valores educativos, hacia atrás (hacia peor) si lo hacen los
valores antieducativos.
Todo
valor educativo tiene en contraposición una actitud o un
comportamiento antieducativo. Por ejemplo, educamos en el valor de
respetar la naturaleza porque cada día vemos cómo es
sobreexplotada, contaminada y maltratada para obtener unos beneficios
económicos que solo benefician a unos pocos y que, aunque no se den
cuenta, son “pan para hoy y hambre para mañana”.
Desgraciadamente,
a pesar del esfuerzo que realizan a diario los educadores que están
en el aula, aquellos que de una forma u otra están en contacto
directo con nuestros niños y jóvenes, vivimos tiempos en los que se
están imponiendo los valores antieducativos.
Cuando
las personas y el bien de la sociedad en su conjunto dejan de ser el
objetivo prioritario de la educación, cuando los que prevalecen son
los intereses de los grupos de poder, de eso que fantásticamente
llaman “los mercados”, cuando los que marcan la pauta de la
educación de un país son los intereses ideológicos... eso no es
educación, es antieducación.
Y no
nos equivoquemos, esta no es una opinión ideológica, es una
cuestión de justicia social, porque es inmoral sacrificar el bien
común por el interés de unos pocos.
Aqui estamos nosotros para hacer fuerza y sacar adelante la educación.
ResponderEliminarSigue escribiendo asi, para ti y todos los que te leemos.
Gracias y adelante.
Totalmente contigo!
ResponderEliminarClaro que merece la pena! Ni lo dudes.
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