“(...)
una persona tendrá más probabilidades de aprender a pensar como un
científico si examina a fondo un tema concreto (…) que si trata de
asimilar cien ejemplos diferentes procedentes de una docena de campos
científicos.” Howard Gardner*
Las
palabras que dan título a este post podrían haber sido pronunciadas
por un buen número de los alumnos de nuestras escuelas. Esto sucede
por la dificultad que tienen para percibir aquello que enseñamos
como algo significativo para su vida diaria y, lo que es aún más
grave, para su vida futura. En este sentido, escoger qué enseñar y
cómo enseñarlo es una de las cuestiones fundamentales de la
pedagogía actual.
Cualquier
persona, ya sea niño o adulto, aprende significativamente cuando tiene ante sí una
situación de imperiosa necesidad o cuando emprende alguna actividad
para la que posee algún tipo de talento y por ello está motivada
para llevarla a cabo. Y, por supuesto, también aprende mejor aquello
que comprende que aquello que memoriza.
Deberíamos
preguntarnos: ¿Qué es mejor: dedicar unos minutos a multitud de
temas o trabajar unos pocos temas en profundidad? Recuerda que tu
alumno no es científico, ni matemático, ni escritor, ni artista, ni
deportista de élite, ni historiador, ni lingüista... tu alumno es
aprendiz de todo y de nada a la vez. Es sobre todo aprendiz de
persona y, como además seguro que es talentoso en alguna cosa,
estaría bien que fuera aprendiz de aquello que le permita alcanzar
en el futuro su máximo potencial.
“La
creación de un entorno educativo que favorezca el disfrute, el
estímulo y el desafío es una tarea muy importante.”*
Preguntas
estimulantes, enigmas, retos, trabajo colaborativo... son maneras
diferentes de enfrentar a nuestros alumnos a la siempre ardua tarea
de aprender. No me cansaré de repetir que todo aprendizaje requiere
de un esfuerzo, de un sacrificio, de un trabajo... ya sea porque la
actividad cerebral necesaria requiere de un elevado desgaste
energético, porque en muchas ocasiones requiere de un cierto grado
de postración corporal o porque necesitamos evitar todo tipo de
estímulos distractores. Por ello, la predisposición positiva y la
motivación son fundamentales.
Todo
lo dicho anteriormente me lleva a plantearme una pregunta: ¿Son
adecuados los currículos educativos vigentes?
Las
reflexiones contenidas en este post han sido inspiradas por la
lectura de *Howard Gardner: La educación de la mente y el
conocimiento de las disciplinas. Lo que todos los estudiantes
deberían comprender. Barcelona, Paidós, 2012.