La escuela no es un edificio, aunque tenga grandes ventanas y un enorme jardín. La escuela es un huerto y los alumnos son semillas de diferentes plantas, puede incluso que algunos ellos, en lugar de lechugas y tomates, sean judías mágicas de las que crecen en los cuentos.
La escuela es un lugar de encuentro para compartir, para aprender, para sonreír, para jugar, para trabajar, para amar y ser amado, para soñar... en fin, para ser.
La escuela no se puede limitar entre cuatro paredes. La escuela son las personas, los dibujos, los cuentos, las historias, las sonrisas, los sueños, las esperanzas...
La escuela no son cuatro pupitres y una pizarra (aunque sea una de esas PDI súper moderna de última generación). La escuela es un pequeño universo, un mundo elaborado con palabras de futuro, con esperanzas de un mañana mejor.
Por eso el maestro no es una enciclopedia con piernas; es un punto de apoyo, un guía, un mago, un contador de historias, un creador de ilusión. O si lo prefieres es el labrador que cuida la tierra, que alimenta las semillas que un día se convertirán en plantas.
Por eso los alumnos no son recipientes vacíos a rellenar ni trozos de plastilina a modelar... son fuego al que hay que avivar, son sueños a los que hay que alimentar, son libros por escribir.
La escuela: una visión poética
miércoles, 17 de abril de 2013
Con la tecnología de Blogger.
¡No podía callarme! Parece muy claro que un comentario en un blog debe huir de sensaciones, emociones, sentimientos... de ¡pasión! Y siento contradecir esta regla no-escrita, porque no sólo he disfrutado de este bello poema a la educación, de esta bella oda a ese inmenso "diamante" que es todo profesor, de esta hermosa canción a aquellos que dan sentido a nuestro SER y HACER educativo: nuestros alumnos. Pido perdón si dejo por escrito lo que he sentido al leer estas palabras nacidas del mismo corazón educativo-poético de un gran educador, pero confieso que la educación no puede perder el ritmo que marca su mejor versículo: nuestra pasión por hacer felices, muy felices, a nuestros alumnos. Sus personas, nuestro sueño, nuestra ilusión; su futuro: nuestra mejor composición literaria, escrita con letras de amor y esperanza. FAN-TÁS-TI-CA entrada y mejor lección de amor por la educación.
ResponderEliminarPues a mi me pasa algo parecido... No tengo palabras para agradecer un comentario tan bello. Gracias Agustín, muchísimas gracias.
EliminarPreciosa, de verdad, esta visión del alma de la escuela, y de los alumnos y maestros.
EliminarMe han gustado mucho también las palabras de Agustín:"nuestra pasión por hacer felices, muy felices, a nuestros alumnos."
Si ese fuera el objetivo principal del cual derivaran los curriculums oficiales...¡qué bella y diferente sería la Escuela!
Muchas gracias. Es bonito compartir la ilusión por educar!
EliminarCuando leo estos maravilloso blogs así como los comentarios a los mismos y constato que hay tantos educadores verdaderamente vocacionales que saben y siente lo que es educar, me reconcilio con el mundo educativo. Es esa vocación la que está ausente demasiado a menudo. Educadores anclados en su papel de “enciclopedias con piernas”, que viven su profesión como mero trámite son, entre otros factores, quienes castran la curiosidad y la creatividad, privan la motivación y estancan el crecimiento, no sólo de “su huerta” sino la de todas las “huertas”. Algún día, cuando todos comprendamos esto y sólo sea aceptado como educador quien sea capaz de sentir y entender lo que se expresa en esta entrada de este blog, lograremos que nuestra sociedad verdaderamente avance en todas sus facetas.
ResponderEliminarUna entrada muy estimulante.
Gràcies Salvador per aquests posts plens de sentiments, plens d'energía, plens de reflexions. Avui has donat has elevat l'ofici de docent i l'educació a la dimensió de l'art!
ResponderEliminarRosa Rodríguez Gascons, pedagoga
Potser si que
ResponderEliminarA cops ens manca ser poetes per posar lletres als sentiments...
A cops ens manca ser músics per posar música a les rialles i als plors
Molts cops ens falta ser pilots per saber aterrar enfront les sotragades de la vida escolar.
Però mai ens ha de faltar ganes per continuar compartint somnis amb els nostres alumnes dia a dia.
Gracias por esta bonita entrada. Me ha hecho sentirme un apersona con mucha suerte porque todos día cuando voy a mi cole comparto, aprendo, sonrío, juego, trabajo, quiero y me siento querida, sueño ... me ilusiono, que afortunada soy. Me encanta la definición que das de maestro, somos creadores de ilusión (cuanta responsabilidad!!) y la comparación con el labrador, persona paciente donde las haya y trabajo duro y constante...
ResponderEliminarOjalá sea capaz de avivar ese fuego mucho tiempo.
Gran visión. Una utopía por la que muchos de nosotros trabajamos diariamente por convertir en realidad, y aunque no logremos el éxito total tenemos pequeños trozos de triunfo.
ResponderEliminarGracias, por esta entrada tan bonita. Después de muchos años en la docencia, me siento muy orgullosa de ello, pero cada vez más, me doy cuenta de lo mucho que aún me queda por aprender. Y ello me hace sentirme viva e ilusionada cada día con mi trabajo y comprometida con mis alumnos.
ResponderEliminarGracias a ti: por tus palabras y por estar comprometida con tus alumnos... No todo el mundo puede decir lo mismo.
EliminarSolo puedo decir que me ha encantado. ¡Preciosoo! Muchas gracias
ResponderEliminarMe emocionaste, Salvador, se nota que sientes esa vocación de la que hablas. Gracias por compartir sentimientos, esta bendita profesión necesita de mucha gente como tú. Saludos.
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