Las personas que intervenimos de uno u otro modo en los procesos educativos formales (docentes, alumnos, familias, orientadores...) nos encontramos justo en medio de un complejo laberinto... y, de momento, no disponemos de ningún hilo de Ariadna que nos ayude a desentrañar lo que en apariencia es caos absoluto y nos ayude a encontrar la salida.
Pero, ¿cuál puede ser nuestro hilo de Ariadna? En mi opinión, la respuesta es obvia: internet y las TIC... pero no a cualquier precio, ni de cualquier forma.
A
diferencia de lo que sucede en educación, en diseño y en
informática se aplica el principio
KISS, acrónimo
de Keep It
Simple, Stupid!
(¡Mantenlo sencillo, estúpido!). Se basa en el hecho de que los
usuarios de un producto, o de un software, prefieren que sea de uso
sencillo y fácil de aprender su manejo. La mejor solución suele ser
la más simple, no la más compleja.
Todo
esto está relacionado con el principio científico de la navaja
de Ockham o
principio de la parsimonia: en igualdad de condiciones, la
explicación más sencilla suele ser la más correcta. Ante una
situación compleja, debemos dividirla en pequeñas parte que sean
comprensibles, para de esa forma poder abarcar su complejidad.
El
principio KISS aplicado a la educación implica ser humilde o, al
menos, no ser pretencioso. Debemos tener la voluntad de anteponer los
intereses de los alumnos al lucimiento personal. En ocasiones, las
menos afortunadamente, ciertas experiencias relacionadas con las TIC
parecen pensadas para el lucimiento del docente más que para una
mejora del aprendizaje de los alumnos.
Al
margen de cuestiones económicas (no hay dinero para nada o eso
dicen), creo que uno de los grandes problemas con los que se está
encontrando la aplicación de las TIC en educación es que no siempre
se está optando por lo más simple por lo fácil, por aquello que
ayuda a mejorar los procesos existentes y no los complica o los hace
más complejos. ¿Qué sentido tiene tiene utilizar las TIC en
procesos que funcionan mejor sin ellas? La aplicación de la
tecnología debe suponer una mejora (en algún sentido) de los
procesos de enseñanza/aprendizaje, sino no carece de sentido.
Creo que una buena estrategia para hacer una incorporación amable de las TIC en las aulas es que las aplicaciones tecnológicas educativas nazcan de las necesidades de mejora de los procesos educativos, que no sean los procesos de enseñanza/aprendizaje los que tengan que adaptarse a la tecnología. Muchos de los productos que se ofertan desde la empresas tecnológicas no dan respuesta a situaciones que necesitan mejora sino que rompen con la “realidad” existente... con la sensación de angustia que ello provoca a una parte importante de los docentes.
Con
el tiempo, con el uso “amable” de la tecnología, serán los
propios docentes que ahora siente miedo ante las TIC, los que
demandarán nuevas vías, nuevas posibilidades más allá del “siempre
se ha hecho así”.
Nadie
que se dedique a la docencia puede resignarse a permanecer anclado en
metodologías obsoletas que no dan una respuesta adecuada a las
necesidades de los tiempos que corren... pero algunos van a necesitar
que les tendamos puentes que les ayuden a cruzar al otro lado del río
sin ahogarse.
Totalmente de acuerdo con lo que planteas; se puede morir en el intento por un exceso de tecnología, utilizándola donde no es necesario. Pero por desgracia, aún hay mucho desconocimiento acerca del uso de las TIC en Educación, y no hay nada peor que el miedo a lo desconocido...
ResponderEliminarFelicidades por el blog!!
Un saludo