Me he
hecho tantas veces esta pregunta que no soy capaz de recordar todas las
respuestas que le he dado.
Lo que
tengo claro es que no lo hice en busca de éxito social ni profesional; salvo
honrosas excepciones esto de la educación solo da para sobrevivir y de prestigio social proporciona más bien
poco. Tampoco fue por seguir una moda, en mi época, si hubiera
querido estudiar lo que era más “chic” hubiera estudiado psicología, y si
hubiera querido ganar dinero hubiera estudiado ingeniería (o me hubiera
dedicado al mundo del ladrillo que por aquel entonces estaba muy bien pagado).
Fue una decisión vocacional (por suerte el ministro de Educación del gobierno
de España, el Sr. Wert, todavía no había dicho que no hay que estudiar lo que a
uno le gusta, sino lo que le conviene).
Aunque reconozco que la
dureza de la enseñanza y la ingratitud de trabajar en el ámbito de la educación
con todas las restricciones, recortes, vaivenes legislativos... me han hecho
tener alguna duda puntual, nunca, jamás, he pensado que me hubiera equivocado
al tomar la decisión de dedicarme al noble arte de enseñar y aprender.
Mi amor
por la pedagogía se sustenta en 3 razones:
1. Creo
firmemente que la educación es un arma de construcción masiva, que es la mejor
manera de hacer un mundo mejor. Sufro de optimismo educativo.
2. La educación, a pesar de que muchos intenten impedirlo, es un ascensor social. Sirve para compensar los desequilibrios sociales.
3. Para finalizar, la razón más poderosa para seguir amando la educación en estos tiempos de crisis es ver (provocar) la sonrisa de un niño cuando disfruta aprendiendo y ver cómo cuando crece y te encuentras con él al cabo de los años, tu trabajo ha merecido la pena. ¿Hay mayor satisfacción?
Dicen que "el simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo". Me da fuerzas pensar que el trabajo de un educador (maestro, profesor, pedagogo, orientador...) puede cambiar el mundo. De hecho estoy convencido de que ya lo ha hecho en muchas ocasiones: dicen que hay genios que fracasan en la escuela, pero seguro que encontraron a alguien que, aunque fuera al margen de la institución, les animó a hacer las cosas a su manera y dar con algo innovador, que ha hecho nuestra vida un poco mejor.
"El blog de Salvaroj" siempre me sorprendre con sus alegorías, es esta ocasión me quedo con "la educación es una arma de construcción masiva", una metáfora con la que ha hecho diana sobre la fuerza de la educación, este es el motivo del por qué a los governantes les preocupa tanto! por el que cada vez que ocupan el poder lo primero que quieren es hacerla a su imagen y semejanza. Felicidades Salvador por tu ingenio!
ResponderEliminarRosa Rodríguez Gascons, pedagoga
De acuerdo contigo: "la educación es una arma de construcción masiva"... sencilla, pero contundente. ¿quién no podría detenerse en ella?
EliminarTu blog es una razón para seguir amando la educación. Por eso te he "concedido" el Liebster Blog Award, un premio simbólico a los blogs que más me gustan: http://queduquequeducuando.blogspot.com.es/2013/03/este-blog-cumple-un-ano-liebster-blog.html
ResponderEliminarMe siento totalmente identificada con lo que expones, yo también he sido profesora por vocación y he hecho que la educación sea mi sistema de vida y de ello me siento orgullosa, a pesar de todas las influencias negativas que está recibiendo. Gracias Salvador por compartir esta idea profunda de tus sentimientos.
ResponderEliminarSalvador , en serio , yo moriría por ver a un solo educador como tú en cada centro.
ResponderEliminarDoncs jo em quedo amb la finalitat de l'educació --o de la formació, pels que ens dediquem a la no reglada. Hi estic completament d'acord. "Ha de servir per compensar els desequilibris socials". Hi afegiria: ha de servir compensar qualsevol tipus de desequilibri que ens trobem en una aula. Hem de saber tractar la diversitat.
ResponderEliminarSalut!
Jo crec que l'atenció a la diversitat es una part fonamental de l'educació. No es pot ensenyar, ni educar sense tenir presents les diferents intel·ligències dels alumnes.
EliminarEstas tres razones se resumen en una: que l@s alumn@s quieran venir al cole, que no quieran perderse ni un día ni aún enfermos. Pequeñ@s pero no tont@s y saben si sus maestr@s los quieren, los respetan, son íntimamente honestos con lo que hacen con y por ell@s.
ResponderEliminarHay que seguir diciendo cosas como la que has escrito si queremos que la escuela cambie de veras.
De acuerdo contigo. Si los alumnos no quieren ir al cole es que algo se está haciendo muy mal.
EliminarSalvador, me reactivas el docente en el corazón! leerte da ganas de volver al aula!
ResponderEliminarMuchas gracias!!!! Que bonitas palabras. Hay que tener un gran corazón para ser docente y mantener siempre la ilusión por todo lo alto.
ResponderEliminarOtra convencida de que con nuestra labor podemos cambiar el mundo.
ResponderEliminarMe encantaaaaaan esta idea y esta entrada. Gracias :)
Hago mías tus tres razones del amor por la pedagogía.
ResponderEliminar:-)
Tus razones me gustan. Hay días que me pregunto lo mismo, aún no tengo respuestas propias definidas.
ResponderEliminarSon palabras escritas desde el corazón de alguien que adora lo que hace, y como dice Ken Robinson, la clave es la pasión. Estoy estudiando para ejercer esta profesión porque también defiendo firmemente que desde la educación podemos cambiar el mundo y ayudar a los niños a ser grandes personas.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por el post!
Muchísimas gracias!!! Vas a ser una gran educadora,seguro! No dejes que te quiten la ilusión y el entusiasmo por educar. Saludos
EliminarMagnífico artículo, Salvador. Un placer leerte, como siempre. Un cordial saludo desde Menorca ;)
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