En la actualidad, la sociedad a la que hacía su servicio la escuela control ha cambiado. Pero, desgraciadamente, aunque está en ello, la escuela como institución no ha seguido el mismo camino y conserva algunas reminiscencias del pasado: su labor tiene todavía mucho que ver con la uniformidad de los individuos.
Pero la sociedad actual demanda y necesita individuos creativos, autónomos, emprendedores, participativos, críticos... Y la escuela y el sistema educativo actual no fueron pensados para eso. De ahí la urgente necesidad de un cambio estructural en nuestras escuelas, de un nuevo paradigma educativo.
Necesitamos una escuela que vaya más allá de su edificio, que trabaje con valores, una escuela abierta, flexible, transparente,de cristal, permeable, que permita comunicarse con el exterior y poder ser observados desde fuera.
Necesitamos una escuela con profesores “mentor” no con profesores “vigilantes”. El profesor tradicional cumplía su cometido a imagen y semejanza del encargado de una fábrica, donde los estudiantes eran como obreros, que debían cumplir con una rígidas obligaciones disciplinarias (no importaban ni sus intereses ni sus necesidades), con un horario rígido e inflexible, marcado a golpe de timbre o sirena y, para mayor escarnio, sin recibir un salario a cambio.
Metafóricamente hablando, los alumnos eran preparados para ser parte de una cadena de montaje industrial. Hoy en día necesitamos prepararlos para que a lo largo de su vida sean capaces de amoldarse a las necesidades cambiantes de la sociedad. La sociedad industrial era poco dada al cambio, en la sociedad digital, el cambio es paradigmático.
La dificultad para reiniciar la escuela reside en que "lo cerrado" puede dar sensación de seguridad, de falso confort, de dominio, el riesgo que se corre en una institución cerrada es muy limitado. En cambio, "lo abierto" puede producir sensación de angustia, de vértigo, de inseguridad, de cierto riesgo; pero a su vez es la condición necesaria para la innovación, la creatividad, es la puerta a lo nuevo, es el camino para sobrevivir en un mundo hiperconectado y globalizado, no sé si un mundo mejor, pero sí que es un mundo distinto.
Buena entrada. Siempre me ha parecido que por la misma esencia de la educación, todo lo que no sea que el principal actor y protagonista sea el alumno es un error tanto del sistema, del educador y de los padres.
ResponderEliminarMuy interesante este blog.
Saludos.
El alumno siempre debe ser el referente de la educación... Aunque en ocasiones hay gente que lo olvida, totalmente de acuerdo contigo. Muchas gracias.
EliminarFantástica entrada. Creo que debería "reiniciar" mi propia acción docente y educativa. No puedo, no podemos, quedarnos "bloqueados" ante este reto tan hermoso de cambiar, de innovar, de ser creativo, con el riesgo y la sempiterna tentación de "suspender" en la escuela de la vida. Este... ¡este! es el camino de la mejora, de la recreación auténtica de nuestra escuela, de "romper" con lo que nos atenaza, y vislumbrar un futuro que ni está tan lejos ni es tan complicado. El compromiso de muchos es la fortaleza de todos, y esa escuela que propones, querido amigo, ¡es posible! Tenemos que ser profesores "mentores", porque, permíteme la expresión y la claridad: nuestros alumnos, los primeros destinatarios de esta escuela ("la sociedad del futuro"), ¡necesitan este cambio y este perfil de profesores", comprometido y comprometedor, ilusionado e ilusionante, motivador y motivado. ¡Rompamos ese "molde" que nos unifica, y proyectemos nuestra diversidad, nuestras riquezas, nuestras oportunidades! La escuela del futuro la hacemos nosotros... ¡sin miedos! Gracias Salvador, porque somos muchos los que no queremos, en ningún momento, seguir "hibernando" en nuestro conformismo y ¿seguridad? docente y educativa. Gracias por retarnos con tanta delicadeza pedagógica. Gracias.
ResponderEliminarMe gusta el concepto de profedores comprometidos y comprometedores. Es importante plantearnos retos que nos ayuden a ser cada día un poco mejores en nuestra tarea de educar. Gracias Agustín.
EliminarSIn duda, tenemos que construir una nueva paradigma educativo. Pero he aquí mi pregunta: ¿Por dónde empezar? Quizás, como la propia realidad, y por la propia complejidad de las instituciones escolares, será un proceso múltiple, de convergencias, de comunicación, innovación y, por supeusto, de ruptura con los clichés que la "norma" establece para las escuelas públicas (quizás sea cierto lo que defiende Alvin Toffler, de que hay que cerrar escuelas...). Gracias, Salvador, por tu acertadas reflexiones.
ResponderEliminarDice Gadner que si no cambia la escuela será sustituida por otras instituciones. La escuela está condenada a transformarse o desaparecer.
EliminarLo dicho anteriormente Salvador , con un solo docente como tú , me daba por satisfecho .
ResponderEliminarEcha un vistazo a nuestra plataforma , todo cambio necesita un poco de rebeldía.
Un fuerte abrazo.
http://educaeduca2.blogspot.com.es/