No, no me refiero a los trucos que tienen que hacer para llegar a final de mes a causa de los recortes; ni a la frase que corre por Internet: “Mi profesor es mago. Es capaz de convertir 60 minutos de clase en una eternidad”.
Me consta que hay profesores que aprenden sencillos juegos de manos y pequeños trucos de magia para llamar la atención de sus alumnos. Incluso alguna vez he visto anunciados cursos de “magia educativa”. Pero ahora tampoco quiero referirme a eso.
Hacer magia en el aula significa crear momentos de expectación en los que los alumnos prestan toda su atención porque intuyen que va a pasar alguna cosa. Los docentes siempre han sido verdaderos ilusionistas a la hora de buscar recursos para motivar a los alumnos, a la hora de seducir mediante el factor sorpresa. La sorpresa es un elemento activador del interés de los estudiantes (ya sean estos niños, jóvenes o adultos).
Hacer magia en clase tiene que ver con la utilización de recursos que están a nuestro alcance y provocan un momento "eléctrico", en el que da la sensación de que puede pasar cualquier cosa. Por ejemplo, he visto a maestras de Educación Infantil creando un momento mágico al contar un cuento en clase.
La magia, ya lo he dicho en otras ocasiones, está en las pequeñas cosas. Y esos momentos “mágicos” son lo que posibilitan el aprendizaje. Momentos que pueden obtenerse con recurso como estos, al alcance de todos:
-Juegos de lógica. Recuerdo que en una sesión formativa con profesores se planteó el siguiente acertijo y el revuelo e interés que causó entre los asistentes fue mayúsculo: “El padre de Ana tiene 5 hijas que se llaman: Lala, Lele, Lili, Lolo y... ¿cómo se llama la otra hija?”.
Lo mismo sucedió con este otro: “Un hombre vive en el piso 25 de una casa que tiene 30 pisos. Todas las mañanas, menos los sábados y domingos, se mete en el ascensor, baja a la planta de calle y se va a su trabajo. Por las tardes, llega a casa, toma el ascensor, se baja en el piso 22 y sube 3 pisos andando. ¿Por qué se baja en el 22 en vez de bajarse en el 25?”
Mientras los alumnos hablan y debaten pensado en la solución a estos enigmas, se crea una atmósfera propicia para activar el aprendizaje.
-Juegos “matemágicos”. Los números tienen propiedades constantes que permiten hacer juegos de predicciones que convierten al profesor en un enigmático mentalista. Por ejemplo:
Escoge un número cualquiera de dos cifras, por ejemplo, 26. Construye el número siguiente: 26 + (26×20) = 546. Ahora, el número 546 lo multiplicamos por 481.
Obtendrás el número que elegiste repetido tres veces.
-Efectos ópticos o engaños visuales. Ver que la vista nos engaña es un elemento muy atractivo para los alumnos, ya que les predispone a no prejuzgar ni aceptar prejuicios. Por ejemplo:
Motivadores, Amenos, Generosos, Imaginativos y Audaces.
¿Qué otros recursos utilizas tú para hacer magia en tu clase?
Aprovechando el post recomiendo un mago, Claudi Alsina, catedrático y divulgador de didáctica de las matemáticas, materia de las menos predispuestas a ser osado e imaginativo.
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ResponderEliminarCuando sonaba el timbre, señalando el final de la clase, mis alumnos decían ¿Ya...?, maestra, qué pronto pasa la hora, se quedaban con ganas de más, esa era mi magia... ya tenían motivación para la clase siguiente. Un saludo
ResponderEliminar¡Qué importante es tener esa magia! Quedarse con ganas de más es la mejor de las motivaciones para el aprendizaje.
EliminarYo utilizo la magia muy frecuentemente en mis explicaciones. Un ejemplo: https://youtu.be/yIbg3pzYkio
ResponderEliminarLa magia en las aulas no solo encanta, sino que estimula la creatividad y el asombro, convirtiendo el aprendizaje en una experiencia memorable y llena de descubrimientos fascinantes.
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