Steve Jobs
Que nadie
se ofenda antes de leer lo que sigue a continuación. Llamar “piratas” a los
profesores no pretende ser ofensivo sino todo lo contrario. No me refiero a piratas sanguinarios que gozan en derramar sangre, sino a aquellos piratas que amaban la libertad, tenían una increíble sed de aventuras y un inquebrantable código de honor.
Los piratas, aún estando al margen de ley, siempre han sido personajes muy queridos y admirados, especialmente por los niños, de los que se han escritos multitud de historias fantásticas.
Llamar piratas a los docentes es una
invitación a navegar por los mares de la educación como corsarios, conociendo
pero ignorando, burlando cuando es necesario, las leyes educativas imperantes,
en busca de magníficos tesoros en forma de alumnos motivados que son y serán
individuos creativos, participativos, autónomos, capaces de desarrollarse como
personas y de participar activamente en la sociedad.
Me
resulta alentador pensar en el hecho educativo como una aventura pirata en
busca de tesoros, navegar por los mares tranquilos del Caribe, luchar contra
tormentas, enfrentarse a cañonazos en mar abierto contra los barcos enemigos.
Desgraciadamente
para los profesores, no existen mapas donde una cruz y un mensaje codificado
indica el lugar donde está escondido el tesoro, y cada uno debe buscar el camino por sí
mismo. Aunque quizás sería más fácil si creáramos una gran cofradía de
profesores piratas donde intercambiar nuestras experiencias y buscar juntos el
camino que nos conduzca al tesoro: una buena educación para nuestros alumnos y, por tanto, un futuro mejor para todos.
Molt bé Salva, m'agrada...... Els meus amics els pirates!! Jejeje!
ResponderEliminarEm declaro pirata, doncs. He descobert fa poc que també ens va bé una altra metàfora: la dels samurais. No difereix gaire el codi dels pirates.
ResponderEliminarEt felicito pel bloc. Miraré de seguir-lo.
Bona aquesta: els professors com samurais!!!!
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