"Reconstruir la escuela con el material con el que se hacen
los sueños"
La escuela "tradicional" (no confundir con la escuela como
institución) enseña a sentir vergüenza al equivocarse, evalúa en función de lo que falta,
uniformiza a los alumnos coartando su creatividad, su imaginación y, lo que es
más importante, su capacidad de soñar. La escuela tradicional conduce
al niño a tener miedo al error, a huir de la respuesta distinta, a dejar de lado la originalidad.
Un niño que sueña es un adulto que crea, que innova, que
emprende, que tiene iniciativa y espíritu crítico. ¿Será por eso que el sistema
educativo está diseñado para eliminar los sueños?
Vamos a pensar, por un momento, que la escuela tradicional es un par de
zapatos. Unos zapatos bonitos y cómodos, elaborados a mano por el mejor de los
artesanos con la mejor de las pieles. Eso sí, son unos zapatos de la talla 35.
A los niños y niñas cuyo pie encaje con ese número, esta escuela les va como
anillo al dedo.
Ahora imaginemos qué pasa cuando intentamos calzar
ese zapato a niños que tienen el pie más grande o, por el contrario, más
pequeño. Algunos de ellos, con molestias, rozaduras y a riesgo de deformarle
ligeramente el pie, acabarán por llevar esos zapatos. En cambio, otros muchos
niños y niñas jamás podrán lucir ese bonito calzado por mucho que lo intenten e insistamos nosotros en ello.
Es por eso que propongo elaborar ese zapato que representa
la escuela con el material con el que se fabrican los sueños. Un material capaz
de adaptarse al pie de cada niño y cada niña, capaz de cambiar, capaz no dejar
descalzo a ningún niño. Es un material que todos tenemos, pero no todos sabemos
usar.
Seguramente es un material que tiene que ver con la
aplicación de las metodologías pedagógicas que todos los que trabajamos en este
mundo conocemos, pero que parece que son tan difícil de implantar en el trabajo
de cada día y que tengan una incidencia real en las políticas educativas. Un material elaborado con la tecnología más actual... que permita
compartir, conectar, crear... soñar, porque como oí decir el otro día a Francesco Tonucci: "No es normal que a los niños no les guste la escuela".
Hola, un blog con contenido muy diferente al mío, pero por ello ha despertado mi interés y desde este momento lo seguiré!
ResponderEliminarSaludos
Gracias Lucía...
EliminarPosiblemente, y aunque podría elegir otras muchas, esta es la entrada que más me gusta de tu blog, Salva. La cito nuevamente en:
ResponderEliminarhttp://queduquequeducuando.blogspot.com.es/2013/01/tu-aula-es-inclusiva-logremos-que-todos.html
Un abrazo
Excelente reflexión, para pensar y reflexionar nuestras prácticas docentes.
ResponderEliminarTus reflexiones están muy en la línea de las nuevas tendencias de la educación en otros países, y seguramente bastante lejos de lo que es la escuela. Hablo de la escuela física, no de la escuela como educación.
ResponderEliminarMi opinión evoluciona cada vez más hacia la formación más que guiada o restringida por los currículos educaciones, orientada al apoyo o dirección sucinta del educador. Ser un consejero o un desvelador de temas que ayuden a investigar y motivar a los alumnos.
Es increíble lo que puede hacer alguien con el apoyo y la "sorpresa" ante su capacidad por parte de los demás.
Que los zapatos vayan acompañados de un "¿como has hecho eso? impresionante". Seguro que ayudamos mucho más.
Nos ha encantado esta entrada, Salvador. Todos nuestros esfuerzos han de encaminarse a fomentar ese espíritu creativo, soñador, imaginativo que solo los niños tienen y del que tanto debemos aprender también los adultos. ¡Muchas gracias y un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias a vosotros. Podemos aprender tanto de los niños!!!!
Eliminarsuitejc.com
ResponderEliminarEl calzado siempre debe ser cómodo para el desarrollo y la actividad de los chicos, garantizando soporte adecuado y evitando lesiones. Un buen par de zapatos permite que jueguen y crezcan con seguridad y confort.