La escuela no es un outlet

miércoles, 30 de mayo de 2012
La escuela no es un outlet. En educación, a diferencia de en el mundo de la moda, las rebajas no son un chollo porque sí que implican una calidad inferior: menos recursos significa peor atención. Además, la escuela no puede ofrecer productos con tara: todos sus productos deben pasar los más rigurosos controles de calidad, porque nuestro "producto" son personas (individuos y ciudadanos).

Utilizar recursos del pasado (de otras temporadas en el caso de la moda) va en detrimento de la obtención de unos resultados óptimos. Si durante la bonanza económica daba miedo ver los resultados obtenidos por nuestros alumnos en las pruebas PISA, no quiero ni pensar en lo que sucederá cuando se pase esta prueba en las circunstancias actuales.

La escuela no puede ser low-cost, por mucho que el ministro Wert se empeñe. En una compañía aérea, meter más personas en un avión es mayor beneficio económico; en un aula, todo lo contario. Cuantos más alumnos hay en una clase, peor es la atención que se les puede proporcionar. La mayoría de los pedagogos estaríamos de acuerdo en afirmar que la mejor manera de enseñar es dando una atención lo más individualizada posible. Si antes era esto difícil, ahora, con más alumnos, es casi  un misión imposible.

La escuela no es un todo a cien, donde se puede encontrar de todo a un precio muy bajo pero de una calidad ínfima. Todo importado de China, sin ni siquiera cumplir los mínimos de calidad que exige la UE. La escuela "todo a un euro" sería un lugar donde se vanalizaría la enseñanza, donde imperaría el pensamiento frágil, lo efímero. Y la educación debe conseguir todo lo contrario, debe formar para tener la capacidad de aprender durante toda la vida, debe hacer que los alumnos salgan con las competencias necesarias para ser capaces de aprender aquello que todavía no se conoce.

La escuela no es un centro comercial. Todo concentrado en un mismo lugar, los centros comerciales han eliminado la barrera entre el ocio y el consumo. La escuela tiene que ser un espacio abierto en un mundo cada vez más pequeño, pero un espacio educativo... no puede ser un lugar de ocio donde pasar el rato, un párquing de niños. o un lugar donde obtener únicamente beneficios económicos... Como todos sabemos en educación no se gasta, se invierte.  

El capitalismo salvaje actual, el capitalismo de los mercados, supone un ataque directo a los derechos de las personas. Un país que antepone los intereses económicos a los interes humanos, es un país pobre. Debemos apostar por las personas, no por los mercados. Un país que desmantela los servicios públicos de atención educativa, es una país abocado a la frustración... un país con varias generaciones perdidas.

Debemos apostar también por una escuela conectada con el mundo. La escuela es un entorno social cooperativo. Una de las características de los seres humanos es que nos interesa lo que piensen los demás, la escuela es un espacio para compartir conocimiento, un lugar para trabajar cooperativamente. Y eso, señores gobernantes, es más importante que pagar intereses a los mercados y salvar bancos "piratas".

Crisis, recortes y Derechos de la Infancia

martes, 22 de mayo de 2012

UNESCO ha dado la voz de alerta: el pasado 21 de mayo salía publicada, en casi toda la prensa, la noticia de que casi dos millones de niños viven bajo el umbral de la pobreza en España. Es decir, que la pobreza afecta a uno de cada cuatro niños de nuestro país. ¡Estremecedor!

La "falsa" crisis económica, más correctamente llamada "desmantelamiento del estado del bienestar", está afectando especialmente a los más débiles: los niños.

Publiqué en cierta ocasión que: "Los niños y las niñas son sujetos de derechos y de deberes, lo cual implica que deben participar activa y resposablemente, siempre en la medida de sus posibilidades, en todo aquello que les incumbe. El niño ha sido hasta ahora un ser socialmente ignorado y debe adquirir el papel social que le corresponde." (La Educación Social en el tiempo de los derechos en Revista Interuniversitaria de Pedagogía Social, nº 14, 1996).

Han pasado los años y la infancia sigue siendo el eslabón débil de la sociedad. Los recortes que están aplicando los gobiernos (estatal y autonómicos) en materia de educación y sanidad les afectan de un modo directo, siendo esto, en mi opinión, un incumplimiento evidente de los derechos establecidos en la Convención Internacional de 1989, y que España como país ha suscrito.

Si entendemos que la educación tiene por objeto posibilitar la circulación social del niño, o dicho de otro modo, si entendemos que educar es socializar (transformar un sujeto biológico en un sujeto social), la limitación de recursos en nuestras escuelas supone un ataque directo a los derechos de la infancia... y eso no puede permitirse. Si no le damos a nuestros niños la mejor educación de la que somos capaces, estamos limitando su desarrollo como personas y como ciudadanos. Y esto, con el tiempo, lo pagaremos todos, como individuos y como sociedad.

Quizás, podríamos encontrar otros ámbitos en los que aplicar los recortes y que no afecten a nuestros niños... así, sin pensar demasiado, se me ocurren: defensa (menos armas, soldados y cuarteles), deportes (en estos momentos los éxitos deportivos pueden quedar en segundo plano), aeropuertos (al menos en los que no se ve ni un solo avión), iglesia (tienen muchos recursos propios y muchas propiedades y riquezas que pueden utilizar en estos momentos de angustia), políticos (sobran más políticos que maestros, eso es seguro) y, por último, corrupción (perseguir a los que se apropian o se han apropiado de dinero público y obligarles a su devolución sin que eso suponga una conmutación de su castigo).

Si algún político lee este post, cosa que dudo mucho, quizás encuentre que hay cosas mejores que recortar que nuestra educación y nuestra salud.
  
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Twitter: la revolución de la educación

viernes, 18 de mayo de 2012
Recuerdo que la mayoría de las clases que recibí en la escuela consistían en una hora de charla, más o menos interesante dependiendo del tema y del profesor, y una lucha por tomar apuntes sin perder el hilo de lo que me estaban explicando. Suerte que, con el tiempo, aprendí a sintetizar, a condensar en unas pocas frases todo aquel torrente de palabras.

En mi época de escolar, tener buena memoria era fundamental para tener éxito en el aula. Tenía algunos compañeros capaces de memorizar palabra por palabra lo que decía el profesor sin entender nada de nada, pero que obtenían calificaciones de notable y sobresaliente. Por supuesto esta educación era individual y estaba dirigida hacia el interior de uno mismo (éramos recipientes a los que llenar con datos, números y palabras).

En clase, no podíamos hablar con los compañeros, se confundía el silencio monacal con la disciplina (en el sentido militar del término). El trabajo en equipo solo existía en la hora de gimnasia (ahora Educación Física), durante los partidos de fútbol que nos hacían jugar.

Han pasado bastantes años desde mi educación básica (EGB), no importa exactamente cuántos, y es cierto que las cosas han cambiado en las escuelas... ¿Pero han cambiado tanto? ¿Seguro?

Puede que todavía no se haya producido una verdadera revolución en la escuela... pero estamos a punto de vivirla, irremediablemente, en un plazo breve de tiempo. Internet y las TIC van a transformar (a cambiar radicalmente) las formas de enseñar, van a difuminar las paredes de las aulas, convirtiéndolas en una ventana al mundo, y van a ofrecer un abanico de posibilidades casi sin límites.

Una de las herramientas más poderosas para cambiar los métodos de aprendizaje es Twitter. Ya se ha escrito mucho sobre el tema (@educacontic, @jjdeharo, @wwwhatsnew/Carolina Velasco, entre otros muchos) y se han publicado excelentes presentaciones:

No pretendo repetir todo lo que se ha dicho sobre el tema sino destacar algunos aspectos que me parecen novedosos e interesantes. La primera idea es que Twitter es bidireccional, es decir, puedes recibir información, pero también puedes proporcionarla. Compartir es el verbo clave en Twitter y, estoy seguro, también el de la educación del futuro inmediato. La posibilidad de trabajar colaborativamente con alumnos de otros centros educativos, de otras ciudades, de otros países es una fuente increíble de enriquecimiento del acto educativo. Poder acceder a personas y entidades relevantes para recibir e intercambiar opiniones ofrece un plus de calidad al aprendizaje.

Al mismo tiempo, Twitter es el "lenguaje" de nuestros alumnos, su forma cotidiana de comunicación. Gracias a las redes sociales, los jóvenes de hoy en día pueden enfrentarse sin anacronismos a la siempre dura tarea de aprender, con las herramientas que usan ellos en el día a día. Sin sentirse extraños en un lugar donde las cosas que usan no pertencen "a su mundo".

En mi opinión, uno de los usos más interesantes de Twitter en el aula consiste en lanzar preguntas a la red, para hacer luego un trabajo de compilación y sistematización de las respuestas obtenidas. Así, la capacidad de síntesis que se concentra en 140 caracteres puede servir para hacer el proceso contrario y ampliar la información. Con lo que la supuesta limitación de Twitter se convierte en una ventaja. 

También creo fundamental hacer una selección muy cuidada de las personas o entidades a seguir, agrupándolas en listas temáticas. La cantidad del número de seguidores debe estar en función del nivel educativo en el que estamos trabajando; a mayor nivel, más seguidores. Se hace muy necesario crear una secuencia didáctica efectiva del uso de Twitter en los distintos niveles educativos: desde la educación infantil hasta la educación superior.

Existen un buen número de experiencias interesantes sobre el uso de Twitter en la educación y, seguro, que cada día habrá más y más. Reitero lo que he dicho anteriormente: quien no sea capaz de ver que las TIC van a cambiar radicalmente los procesos de enseñanza/aprendizaje, va quedar "fuera de juego". ¿Puede sucederte a ti?
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La educación actual resumida en tres frases históricas

domingo, 13 de mayo de 2012
Resulta por lo menos curioso que la educación actual pueda explicarse a partir de tres frases "históricas":

1. "Solo sé que no sé nada".

Esta frase que Platón pone en boca de Sócrates condensa la realidad de la educación efímera que tenemos hoy en día. El saber es inalcanzable y somos conscientes de ello. Por eso no ponemos el acento en los contenidos, en la información, sino en su acceso, en su control, en los procesos o procedimientos que nos llevan a ellos y en las competencias que tenemos para alcanzarlos y manejarlos.

Las TIC nos ayudan a darnos cuenta de lo inabarcable del saber, pero al mismo tiempo de su accesibilidad. No tenemos por qué saber, por ejemplo, cuántos tipos de plantas hay en nuestro entorno, pero sí que debemos conocer la mejor manera de acceder a esa información, valorando dónde encontrarla y su fiabilidad.

También es una frase que condensa el nuevo rol de profesor ante su alumnos. Sólo se que no sé nada, pero gracias a esta actitud de duda, de plantear preguntas y buscar respuestas, más que dar lecciones magistrales sé que, como profesor, puedo guiar a mis alumnos al desarrollo de las capacidades que les permitan aprender a lo largo de toda su vida. 

2. "Pienso, luego existo" (Cogito ergo sum).

René Descartes hizo de esta frase el fundamento de su filosofía. Hoy no sirve para pensar que nunca podemos llegar al saber porque está en continuo movimiento, por lo que la única manera de ser es estar simpre preparado para adaptarse al cambio, para lo nuevo, para dudar de todo dogma.

Pensar, tener espíritu crítico, tener capacidad de transformar nuestra sociedad es lo que nos permite adquirir saber por encima de verdades absolutas. La educación de hoy en día debe formar personas con capacidad crítica, personas que piensen.

3. "Los recortes no afectarán a la calidad de la enseñanza".

Esta frase "histórica", no por el tiempo que hace desde que se pronunció sino por la "calidad" de su mensaje, tiene varios autores: Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy, José Ignacio Wert...

Es sin duda, léase esto con toda la ironía y el sarcasmo posible, la gran verdad de la situación de la educación española. Cuantos menos recursos, cuantos más alumnos por aula, mejor podremos atender a nuestros estudiantes y mejor serán los resultados obtenidos. Hace poco la gran preocupación eran los malos resultados de las pruebas PISA, ahora han dado con la solución mágica para mejorarlos: eliminar recursos y volver a la letra con sangre entra.

Puede que esta situación de desmantelamiento de la estructura educativa pública responda a lo que ellos piensan que debe ser la educación: "Solo sé que no sé nada... ni nunca lo sabrás, porque ni falta que te hace" y "Ni piensas, ni existes... solo limítate a aceptar sumisamente lo que te decimos", pero lo que es seguro es que no se corresponde con lo que los profesionales de la educación pensamos. ¿No es así?

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Creatividad en la escuela: McDonald's o Ferran Adrià

lunes, 7 de mayo de 2012
Todos hemos oído alguna vez la sentencia de Sir Ken Robinson: "la escuela mata la creatividad", pero a mí me gusta matizar que es la mala praxis en las aulas lo que mata la creatividad y no la escuela como institución. Quiero creer en una escuela que potencie lo diferente, lo nuevo, la adaptación al cambio... porque si no fuera esto posible, la escuela sería algo parecido a una especie de cadena de montaje donde se construye siempre el mismo modelo de niño.

Hoy en día hay que ser muy valiente para dedicarse a la educación. Todas las circunstancias son contrarias para estar cada día intentando educar a unos niños, a unos adolescentes o a unos jóvenes: recortes por parte de la administración, una progresiva devaluación de la profesión docente en lo que se refiere a su prestigio social, un cambio social (digitalización, crisis económica...) que parece habernos pillado a contrapié.

Las propias características del sistema educativo actual han provocado unas nuevas condiciones en el hecho de educar. Ahora estamos en un sistema de educación por compentencias, lo que ha acabado con el concepto de educación como mera instrucción. Cuando la transmisión de conceptos, de información, ya no son el eje principal, educamos a nuestros alumnos para que aprendan a dar valor a conductas y comportamientos que les permitirán adaptarse a los cambios, a aprender de forma autónoma durante toda su vida.

Además, en nuestra sociedad hay una crisis de valores tan profunda como la crisis económica que nos ahoga, como magistralmente muestra Quino con sus ilustraciones:

Por todo esto es tan importante la educación en valores y, en particular, la creatividad como valor motor de la educación.

La escuela actual sigue el modelo McDonald's: busca la uniformidad de las repuestas y de los pensamientos (el conductismo sería la muestra más evidente); es la escuela de los exámenes tipo test, que pueden corregirse con plantilla; es la escuela de lo que llamo "niños Bob Esponja" porque se empapan de datos y conceptos; es la escuela de la impaciencia, de lo superficial, de la prisa por completar el temario; es una escuela que llena, pero que no alimenta ni hace disfrutar.

La escuela creativa debería seguir el modelo Ferran Adrià: una escuela competencial, donde el proceso es tan o más importante que el resultado final; es la escuela donde se valora la diferencia, la búsqueda de nuevos caminos, el emprendedor; es la escuela de la enseñanza individualizada, de la educación emocional, de la educación en valores, de la paciencia, de la profundidad; es una educación que alimenta el espíritu y hace disfrutar los sentidos.

Si la escuela no puede ser así... ¿qué sentido tiene?
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Guardiola vs Mourinho: dos modelos para la docencia

martes, 1 de mayo de 2012
Como ya he comentado en otras entradas de este blog, la figura del docente ha cambiado muy rápidamente en muy pocos años. Ya no es el portador y transmisor del saber inmutable, el "explicador" de contenidos; ahora es el guía, el diseñador de estrategias para que los alumnos aprendan a vivir de manera autónoma en un mundo que puede llegar a ser radicamente distinto a como es ahora.

El maestro, el profesor, el educador, el docente... era un líder autoritario, un pequeño cacique del aula, el jefe con mano dura de un grupo al que había que conducir por el camino correcto mediante una férrea disciplina. Ahora es más bien un líder con autoridad moral pero dialogante, que sabe escuchar, que dirige a un equipo (alumnos que trabajan colaborativamente) no a un grupo, que marca el camino a seguir pero que es capaz de variar el rumbo en función de los intereses y motivaciones de los alumnos; un líder que busca formar a personas emprendedoras, creativas, capaces de adaptarse al cambio. No perdamos de vista que un líder es aquel de quien se aprende.

Cuando pienso en este nuevo rol del docente, me vienen a la cabeza dos modelos de liderazgo sobre los que, por distintos motivos, se han escritos ríos, mares y océanos de tinta: Josep Guardiola y José Mourinho.

Al margen de evidentes diferencias de estilo y de representar a dos entidades con idearios deportivos muy distintos (aunque Guardiola ya ha anunciado que abandona su cargo en el F. C. Barcelona), ambos son líderes que saben sacar el mejor partido de cada uno de los individuos que forman su equipo. John Forbes dijo que el individuo, en colectividad, no solo debe hacer lo mejor para él sino también para el grupo; y eso es lo que consiguen ambos y que los docentes podemos aplicar en nuestra práctica educativa, conseguir que nuestros alumnos se desarrollen como individuos y que sean capaces de mejorar con el grupo.

Creo que, en el fondo, aplican de forma magistral el efecto pigmalión positivo, es decir, tienen expectativas positivas y realistas sobre sus jugadores, lo que les permite motivarlos y sacar lo mejor de ellos. 

Aunque pueda parecer lo contrario, ambos entrenadores comparten muchos valores: trabajo, esfuerzo y sacrificio, protección del equipo, cuidado de los detalles, motivación, objetivos claros... La única diferencia entre ellos es que Guardiola opta por la humildad y el respeto al contrario y Mourinho prefiere la altanería y el enfrentamiento... pero eso, en el fondo, solo forma parte del "maquillaje", de lo más superficial de su trabajo... del espectáculo del fútbol.

Todos esos valores que comparten en su liderazgo pueden ser un gran referente para los docentes. Son valores que pueden conducir eficazmente a la educación por los nuevos retos a los que se enfrenta en el siglo XXI. Si conseguimos con nuestros alumnos unos niveles de éxito como el que consiguen ellos con sus jugadores, con sus equipos... nuestros porcentajes del mal llamado fracaso escolar llegarían a niveles parecidos a los de Finlandia (permitidme que sueñe despierto).
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