Hoy, casi de repente y con la excusa de la crisis, es tiempo de capear el temporal, de trabajar con menos recursos (materiales y humanos), con un 20% más de alumnos por aula...: tiempos de desilusión.
Una de las consecuencias de los recortes económicos en el ámbito educativo es la desaparición de los programas destinados a la incorporación de las TIC en nuestras escuelas... Y ahora qué, ¿renunciamos a ellas por falta de recursos?
Las TIC no pueden quedar fuera de las aulas. Es cierto que la transformación de las aulas tradicionales en digitales necesita un esfuerzo económico difícilmente asumible en la situación actual, pero no es menos cierto que pueden hacerse muchas cosas que no tienen que ver con el dinero: podemos aprovechar al 100% los recursos digitales de nuestras escuelas (estaría bien desembalar la pizarra digital que está en algún rincón), podemos aprovechar los recursos que tienen nuestros alumnos (son nativos digitales y, muchos de ellos tienen smartphones con conexión a Internet, ordenador personal...).
Nuestro mundo es digital y no podemos educar a nuestros alumnos siguiendo paradigmas pedagógicos del siglo XIX, es decir, sin ordenadores personales, ni con aulas equipadas con pizarra y tiza cuando podemos hacerlo con pizarras digitales interactivas.
Las TIC tienen un gran potencial pues permiten integrar diversos lenguajes, muy próximos a las nuevas generaciones, lo que les confiere un elemento motivador muy importante.
Hasta hace muy poco tiempo el conocimiento era algo estable, constante. En la actualidad, el conocimiento es cambiante, efímero… nunca antes ha habido tal cantidad de información, ni su acceso ha sido tan inmediato ni ha podido ser tan fácilmente creado y compartido (blogs, wikis, redes sociales: Facebook, Twitter…).
Si los contenidos ya no son abarcables, entonces ¿qué y cómo debemos aprender? Debemos aprender a aprender, dominar las competencias básicas, las destrezas que posibiliten el aprendizaje en cualquier contexto… La adaptación al cambio, la capacidad de síntesis, el dominio del método comparativo son elementos indispensables de la realidad educativa del siglo XXI, y las TIC son un instrumento muy adecuado para este tipo de aprendizaje.
Debemos formar a nuestros alumnos para que tengan estas capacidades:
- Colaborar y trabajar en equipo en todo tipo de situaciones y entornos.
- Ser autónomos en el aprendizaje, formación continua. Gracias a las TIC, los alumnos tiene más facilidad para seguir aprendiendo fuera del aula.
- Procesar la información de manera eficaz.
- Afrontar situaciones nuevas y darles respuesta, ser creativos y emprendedores.
- Usar y compartir la información con responsabilidad. Crear contenidos propios.
En todo caso, siempre es el profesor quien debe dar vida a la tecnología, sea esta cual sea. La innovación tecnológica por sí misma no implica una innovación metodológica ni un cambio de paradigma en la educación.
Las TIC en la educación son cruciales hoy en día. Contar con un ordenador en buen estado es vital, gracias a una reparación, para acceder a recursos digitales y realizar tareas ¡Es una inversión en el aprendizaje y la eficiencia!
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