Enseñar duele, sí... pero solo en ocasiones.
Cuando un profesor ve que, a pesar de sus esfuerzos, sus alumn@s no aprenden, no están motivados, no responden a sus estímulos: enseñar duele.
Cuando un profesor ve que sus compañer@s de claustro "no quieren complicarse la vida", no están para cambios ni innovaciones: enseñar duele.
Cuando un profesor ve que la Administración cambia las leyes educativas por criterios políticos, sin tener en cuenta los criterios pedagógicos: enseñar duele.
Ante esta situación se dan dos tipos de respuestas muy diferentes:
1. El síndrome del profesor quemado: como el mundo está en mi contra, como mis alumn@s no tienen interés por nada... no hago nada, me limito a hacer siempre lo mismo, a estar en el aula y dejo pasar el tiempo.
2. El síndrome del profesor/emprendedor: como mis alumn@s no responden a lo que hago, ni mis compañer@s aceptan mis propuestas... busco soluciones, alternativas, nuevos caminos, una y otra vez y tantas veces como sea necesario.
Sí, es cierto, en ocasiones enseñar duele. Pero cuando sucede todo lo contrario, cuando consigues que tus alumn@s estén motivados, que aprendan, que participen activamente en clase... cuando consigues que tus buenas prácticas sean reconocidas y apoyadas por los compañer@s... Entonces, enseñar es un placer.
Y tú, ¿cómo vives la experiencia de enseñar?
Con la tecnología de Blogger.
¿Cómo la vivo? Con algunas fases de "quemado", pero intentando ser más emprendedor. Muy buena tu entrada. Sin duda, enseñar duele. Y una buena cura es tener compañer@s de trabajo y/o profesión con quienes curar heridas charlando, compartiendo. Porque incluso el "emprendizaje" duele.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Alberto. Utilizas un verbo que es muy importante en nuestro día a día: COMPARTIR. Lo importante es compartir con los compañeros, pero también con los alumnos.
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